Eres mi todo. © [✔️]

22. Escuchar tu voz.

ERES MI TODO 

CAPÍTULO 22.

—Kenia Monasterio—

Ya estoy lista para irme a la escuela, solo estoy esperando a Verónica para podernos irnos. Hoy se nos hizo tarde porque nos quedamos la noche anterior hablando con mi primo Rafael que no dejaba de contarnos chistes malos, pero aún así nos daba risa ver su cara.

Hoy no tenía idea qué ponerme, la pereza me estaba ganado, así que tomé lo primero que vi que fue una  falda color rosa que es forma V al final, una blusa campesina blanca de encajes, sandalias rosas y ricé mi cabello.

—Vamos, llegaremos tarde, todo por el joven Rafael.

—A mí no me eches culpa de nada, ustedes eran las que estaban en mi habitación —se defiende—. Dime Rafa o Rafael, lo de joven suena muy formal.

—La culpa es de todos por quedarnos, así que vamos. Y tú, Rafael, también llegarás tarde, por favor, no vayas andar de coqueto por allá con las universitarias.

—Hablas de mí como si yo fuera lo peor —se hace el ofendido.

—¡No te falta mucho para serlo! —le grito saliendo de la casa.

Llegamos a la escuela y ya los chicos nos están esperando, Neftaly le da un beso en los labios a Verónica. Saludo a los chicos y me acerco donde Axel, mis amigos nos miran sin decir nada.

—Princesa —me da un beso—. Te ves hermosa.

—Axel, tú igual te ves muy bien, mira cómo las chicas te miran.

—Pero no me interesan.

—Párenla ahí, ¿ustedes son novios desde cuándo? Porque aquí nadie sabía —Mauricio nos mira—. Hablen, queremos saber.

—Eso es cierto, ni yo que soy su mejor amiga lo sabía —se queja Ana.

—Somos novios desde ayer, les íbamos a contar hoy.

No es cierto, se me había pasado decirles.

—Síguele los pasos a tu amiga y dame el sí, Ana, si sabes que me gustas —Mauricio mira a Ana—. Acéptame.

—Hablamos después, Mauricio.

Conozco a Ana como la palma de mi mano y estoy segura de que le gusta Mauricio, simplemente no quiere verse fácil y por eso no le hace caso. Pero ese sí llegará, porque ya se llevan mucho mejor, ella está cediendo poco a poco. Entramos al salón donde todos me felicitan por haber ganado y también porque la revista les ha gustado.

Rogelia está en las piernas de Lucas y apenas me ve lo empieza a besar, o más bien a devorar. Aparto mi mirada, no pienso sufrir por nadie, ellos siempre han tenido que ver y no seré yo quien acabe eso.

Las clases empiezan y entra la maestra de ciencias numérica, nos entrega a Lucas y a mí los boletos de avión en primera clase con destino a Argentina, la única condición que hay es que yo por ser chica tengo que llevar a una chica porque no es permitido que una chica y un chico estén en la misma habitación. Lucas también tiene que llevar a un chico, tenemos que escoger en este momento para que hagan las reservaciones, así que nos levantamos.

Tengo ganas de llevar a Ana y también a Verónica para que conozca, pero me tengo que decir por una sola.

—Monasterio, ¿a quién llevará usted? —la maestra me mira impaciente—. No tenemos todo el día.

—Ana, ella irá conmigo.

—Bien, ¿Cuella, usted con quién irá?

—Con mi hermano Mauricio.