ERES MI TODO
CAPÍTULO 24.
—Kenia Monasterio—
El vuelo ya ha llegado, me siento cansada y quiero descansar. No he dejado de pensar en Axel, no sé nada de él porque no me ha llamado. Me encantaría hacer como si nada, pero no puedo, todo esto me duele.
Vamos en el auto directo para el hotel donde nos quedaremos, voy mirando por la ventana, me gusta Argentina, nunca había venido y me doy cuenta de que esto es hermoso, mucho más que en las fotos que busqué en internet.
Todos en el auto vamos en silencio, no es incómodo, cada quien va en su mundo. Tardamos en llegar al hotel, por fuera se mira bastante grande, hay que verlo por dentro, entramos y hablamos con una chica que nos guía a nuestras habitaciones, los chicos están a cuatro habitaciones de distancia.
Ana entra a la habitación y yo detras de ella, las camas se ven hermosas, son grandes, hay dos del mismo tamaño cubiertas con sábanas blancas con rojo y en el medio de ellas la mesita de noche con una lámpara. Hay un plasma en la pared, equipo de sonido, las cortinas de la habitación son amarillas y el baño es enorme.
Me acerco a las cortinas y las abro, la vista es preciosa, se ve la playa en su mejor esplendor, hay varias chozas para pasar el rato decoradas con varios muebles que tienen unas mesas con velas que alumbran el lugar.
Miro al cielo y la luna está mucho más bonita, tiene un brillo especial, sinceramente esto es hermoso, se siente una paz que quisiera llevar conmigo siempre. El sonido de las olas encontrándose, te llena de buena vibra.
—La directora se quedó corta cuando dijo que era el mejor hotel de Buenos Aires.
—Esto es hermoso, mira esa vista que tenemos donde se puede uno sentar a hablar y a pensar en todo.
—No esperé que el hotel tuviera tantos lujos, es que mira, donde están las chozas es muy tranquilo, se ve muy cómodo.
—Y lo que falta por conocer. Voy a descansar, luego caminaremos.
—Yo voy a conocer el hotel, nos vemos luego.
Me quedo un buen rato admirando la vista que tengo desde mi habitación y no me canso de decir lo hermoso que se ve todo. Camino hasta mi cama y me acuesto, quiero descansar para luego irme a caminar.
(....)
Me empiezo a despertar y todo está oscuro, no sé qué hora es, ame levanto y me doy cuenta de que hay algo en la mesita de noche, prendo la lámpara y vaya la sorpresa que me doy. Hay un ramo de girasoles y un peluche mediano de color blanco. «Serán de Ana». La curiosidad me gana y las tomo en mi mano, se cae una tarjeta y la leo.
«Sé que no merezco nada de ti, pero quiero ganarme tu amor, por favor, recibe el detalle. No soy bueno en estás cosas, hice mi mayor esfuerzo por verte sonreír. Revisa una de las patitas del peluche, encontrarás otro detalle, espero que te guste».
Es de Lucas.
Sin pensarlo tomo el peluche y noto que en una de sus patitas hay una corredera que deslizo para saber qué hay. Saco unas pulseras que, al parecer, son de oro. Pero me llama la atención que una dice grocera y la otra egocéntrico en letras rojas. Son hermosas, totalmente espectaculares.
No puedo creer que Lucas me haya dado este detalle tan bonito, las pulseras las mandó hacer porque en ningún lado venden pulseras con esas palabras. Vuelvo a ver el peluche y sale otra nota que leo.
«Si estás leyendo esta nota es porque ya encontraste las pulseras, si las acepta me entregas la mía, pero antes abre la puerta, tienes otro regalo que te gustará».
Este chico está tratando de volver a conquistarme con estos detalles.
Me levanto y voy a la puerta donde me encuentro una caja grande de color dorado, la abro y saco unas letras plateadas que formaban la palabra «perdón por ser un tonto». Una sonrisa se forma en mis labios. No sé en qué momento Lucas planeó todo esto, pero me ha encantado este detalle que tuvo conmigo, es la primera vez que lo hace.
—¿Qué dices, me perdonas? —Lucas aparece en mi campo de visión con una sonrisa.
Este es el momento donde tiro todo al caño y mis barreras caen al suelo.
—Estás bien loco —le sonrío—. Te perdono si me dices en qué momento planeaste todo.
—Es una larga historia, pero te la cuento si aceptas ir a caminar conmigo a la playa.
—No estás para poner condiciones, Lucas, no he dicho sí te perdono.
La sonrisa no se quita de mis labios, es imposible.
—Acepta por pinky —lo miro confundida—. El peluche se llama así.
—Qué creativo —le digo sarcástica—. Acepto ir contigo, pero no quiero que te propases.
—Prometo no hacerlo, aunque será difícil.
—Pero no imposible. Espérame un momento.
—¿Qué harás? ¿Me vas a dejar solo en la puerta?
Camino hacia la cama y tomo las pulseras. Hago que estire su brazo y le coloco la pulsera que dice egocéntrico, y luego él me coloca la que dice grosera.
—No sé de dónde las sacaste, pero están hermosas. Por fin una pulsera que va con tu personalidad.
—Eso te digo yo a ti, grosera.
—Egocéntrico. Creo que debes irte, si viene Ana y te ve aquí no le gustará. Nos vemos más luego.
—No creo que tu amiga venga ahora, escuché sus gemidos hace unos minutos, está bien ocupada con mi hermano.
Ana está en la habitación de los chicos, eso es raro. ¿Cómo habrá entrado si hay vigilancia?
—Tú siempre tan directo. ¿Dónde están los guardias? Se supone que nos vigilan.
—Eso me caracteriza, y no me preguntes nada porque no sé.
—Dime qué le hicieron, Lucas.
—Nada del otro mundo, solo le dimos a tomar algo que no saldrán del baño como hasta mañana.
—Se pasaron, no tenían que hacer eso. Ya vete, necesito arreglarme.
—Te ves bien con lo que sea. ¿Te vas a despedir tan cortante? ¿No me darás ni un besito?
—No, Lucas, déjate de cuentos. Si vas a empezar no voy contigo a ningún lado, no creas que te perdoné del todo.
—Ok, amargada, me voy para dejarte arreglar. Si veo a tu amiga follando con mi hermano es por tu culpa. Revisa bien esa caja, distraída.
—Tienes manos, puedes tocar antes de entrar. Largo de aquí.
Lucas me regala una sonrisa antes de irse.
Tomo la caja y la entro, me han gustado todos los detalles. Recuerdo que me dijo que revisara, lo hago y encuentro una de las fotos que nos tomaron para la revista, está en un portaretrato, la foto ha quedado bonita, los dos nos estamos mirando fijamente y él tiene una sonrisa que muy poco muestra.
Lucas nunca me había regalado nada de esto y para ser primera vez, todo está más que bien, todo me encantó. Dejo todo en la cama y me meto a duchar.
«Bueno, a mí me hubiese parecido bello hasta si me regala un perro muerto».
Me he bañado. Tengo mi cabello húmedo y pienso dejarlo así, me da un toque natural. Me coloco mi ropa interior y luego un short blanco, una blusa en top amarilla y sandalias por si me toca quitármelas. Ya estoy lista para irme solo hay que esperar a Lucas. No sé qué pasará esta noche y eso me hace sentir ansiosa. La verdad, Lucas me ha sorprendido con los detalles, pero tiene que hacer más que eso para demostrarme que me quiere.
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Eres mi todo. © [✔️]
Teen Fiction«Soy fans de pensar que a la vida le gusta jugar con nosotros para llevarnos al lugar donde no nos gustó estar para recordarnos quién no queremos ser y a quién extrañamos de nuestro pasado». ... -Necesito que si te vuelves a enamorar sea de mí. -Ya...