12. ¡Esto no me gusta para nada!

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ERES MI TODO 

CAPÍTULO 12

—Kenia Monasterio—

Mi vida es completamente una locura, un día odio a Lucas, pero ese mismo día lo quiero. ¿Qué pasa conmigo? ¿Tanto lo quiero? No quiero sufrir más, no se vale que me deje afectar por alguien que solo aparece cuando quiere. Y justo ahora mi madre se le ocurre la idea de mandarme a un tipo que según me va a maquillar para esta noche cuando apenas son las seis. Faltan todavía tres horas, no creo que demoren tanto en un maquillaje y en un peinado.

—Mamá, esto no es necesario, yo puedo arreglarme sola —insisto.

—Ya te dije que Tony es muy bueno en lo que hace, quedarás preciosa —se acerca—. Para que tengas ánimos de estar en esa cena tus amigos estarán, también sus padres son invitados.

Por lo menos habrá algo bueno en todo esto.

—Empecemos ya, el tiempo es oro —chilla Tony, el tipo con acento extraño.

Me siento en una silla frente a mi enorme espejo y Tony suelta mi cabello y no sé qué me hace, solo veo por el espejo que me aplica unos líquidos. Me relajo y no digo nada, es mejor estar tranquila.

Si hubiese sabido que esto de maquillar y peinar dura dos horas no hubiese cambiado de parecer. Ya me duele la espalda, y no puedo moverme porque me están dando los últimos retoques del maquillaje.

—Quedaste espectacular, no te mires todavía. Llamaré a tu madre.

Mamá entra en ese momento y queda boca abierta. «Exagerada como siempre». No sé por qué ni siquiera me dejan verme para ver qué tal quedé.

—¡Por todos los cielos, hija! Quedaste hermosa —me levanta—. Mírate.

No puede ser, ¿esta chica soy yo? He quedado hermosa, este tipo tiene talento. Me veo sexy, pero con un toque de ternura, mis labios tienen un perfecto delineado, mis sombras son oscuras y también opacas. Mi rostro se ve iluminado, mis cejas bien hechas y ni se diga de mi cabello que está partido en dos y perfectamente ondulado y con un brillo fantástico. A decir verdad nunca pensé verme así de bien.

—Tienes talento, chico. Me veo bastante bien.

—Bastante bien no, tú llamarás la atención de todos hoy en esa cena —Tony me mira—. Si tienes novio que se agarre porque estás para comerte.

—Tony, respeta —mamá lo regaña—. Kenia, termina de arreglarte, no hay mucho tiempo.

Mamá sale de la habitación junto con Tony y yo quedo alucinada con mi maquillaje y mi peinado. Termino de contemplarme y me meto a bañar, luego salgo y saco el vestido. «Mamá tiene buenos gustos». Es un vestido rosa crema con un escote en la espalda y por lo que veo me quedará por las rodillas y es pegado al cuerpo.

Decido colocármelo y luego mis zapatillas que son negras, un poco altas, nada extravagante. Como lo dije, el vestido me queda pegado y llega hasta mis rodillas, me hace ver una figura bastante llamativa. Me coloco mis aretes para estar más linda, me pongo de pie frente al espejo y el resultado es bastante bueno. El vestido me queda muy bien, mi maquillaje y melena son perfectos, así que ya estoy lista. Miro la hora y ya son las nueve, es hora de bajar para la dichosa cena.

—Señorita, que ya puede bajar, los invitados han llegado —Verónica entra con una sonrisa.

—¿Qué te dije? —me le acerco—. Llámame Kenia.

—Lo siento —se disculpa mirándome—. Se ve muy bonita.

—Gracias, Vero, pero mejor bajemos antes que la amargada de mi madre nos regañe a las dos.

Nos miramos y soltamos una risita, ella me mira como si me quisiera decir algo y no se atreve.

—Kenia, yo sin querer vi cuando ayudaste a entrar a un chico y no salió, así que sé que durmió contigo —abro mis ojos y ella me da una sonrisa—. No voy a decir nada, no soy chismosa, además, me caes bien, pero no era eso lo que quería decir sino que él está allá abajo.

—¿Qué? ¿Estás bromeando?

—No, para nada, yo lo vi y creo que no me puedo equivocar, el chico es bastante guapo para equivocarme.

Lo que me faltaba, simplemente no le bastó con dormir acá, sino que viene a la cena. No sé cómo voy a actuar ahora. ¿Por qué haces todo complicado?

—Se nota que la trae muerta ese chico —se burla—. ¿Son novios?

—Me encanta —resoplo—. No somos nada, él es un completo idiota, y aun así, me gusta.

—Pero a quién no le va a gustar si está como quiere —me mira apenada y me rio—. Lo siento.

—No pasa nada, no eres ciega y es obvio que ves lo guapo que es. Y ya deja de disculparte tanto, no haz hecho nada malo.

Tomo una bocanada de aire y salgo junto con Verónica, apenas pongo un pie en las escaleras todos fijan su mirada en mí, y para mi suerte el primero que veo es a Lucas, quien me mira sin expresión alguna en su rostro. Mamá apenas que me ve me hace señas para que me acerque donde ella está.

—Les presento a mi hija Kenia.

Le extiendo mi mano a los señores que están frente a mí.

—No sabía que tenías una hija tan hermosa —uno de ellos me mira—. Bueno, en realidad no sabía que tenías una hija, nunca sales con ella en las fotos de las revistas.

Miro a mamá que no sabe qué decir.

—Seguramente porque no estaba aquí. Estudio por fuera —miento.

Mamá me presenta con varios conocidos de ella, mientras a mí me toca sonreír con toda esa gente. ¡Esto no me gusta para nada!

Eres mi todo. © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora