«Este capítulo lo quise hacer narrado por la hija de los Protagonistas. Verán mis motivos más adelante».
—Especial Nicole Cuella—
—Años después—
Inevitablemente el tiempo puede pasar y nosotros no podemos hacer nada, nuestro cuerpo va cambiando, nuestra piel se arruga hasta que nos hacemos viejos. A veces quisiéramos seguir siendo adolecentes para tener un poco de vida, pensamos ser la octava maravilla pensando que nada nos puede pasar, ¡Ja, patéticos! El tiempo pasa y cada diminuto error no los va cobrando uno a uno, no importa que tan jóvenes estemos vamos a pagar.
Muchas veces nos hacemos preguntas estúpidas, pero a la larga tienen lógica. ¿Existe el amor verdadero? Unos pueden asegurar que no, tal vez le rompieron el corazón. Otros dicen que sí porque pueden estar en su mejor momento del amor. ¿Saben qué pienso yo? Que el amor verdadero sí existe, ¿Saben por qué? A medida que iba creciendo miraba a mis papás sonreír, bromear, discutir, disculparse, alejarse y tantas cosas más que no vale la pena mencionar. Ellos nunca estuvieron lejos del otro por más de una hora, su amor era como un imán que los atraía uno hacia el otro. Sabía que ellos se amaban por como se miraban.
Todavía recuerdo cuando salíamos todos de viaje, los amigos de mis papás que por ley son mis tíos pues ellos han sido amigos toda la vida, mis abuelos que eran un amor y murieron hace un par de años y mi tía Adriana con cada ocurría. Debíamos ver las discusiones de mis papás y luego ver cómo se daban de besos y se decían «te amo».
Han pasado muchas cosas desde aquella vez dónde mis papás se casaron. La muerte de mis abuelos afectó mucho a mi mamá y cayó en depresión, pero papá logró sacarla de su dolor. ¡Tuve mi primer novio! Papá lo espantó. No puedo creer que lloré por horas y le grité que lo odiaba, él apareció en mi habitación dos horas más tarde y me regaló mi malteada favorita diciendo que lo sentía. No aguanté y me le tiré encima porque sabía que solo quería mi bien.
Hoy es una fecha muy tristes para mí, cada veinticuatro de septiembre vengo al cementerio a visitar a las personas que me dieron la vida, porque sí, mis papás murieron. Lloré como una niña cuando los fui a despertar y ellos estaban abrazos y sus cuerpos estaban muy fríos, lloré por horas y un doctor confirmó que murieron de vejez. Sabía en el fondo que murieron felices porque los dos tenían una leve sonrisa en sus labios, y tal vez ellos se despidieron de mí. A media noche sentí que me acariciaban la frente y un frío recorrió mi cuerpo, pero jamás imaginé que eran mis papás dándome un último beso. La noche anterior pasamos riendo, comiendo dulces y recuerdo las palabras de mamá con claridad:
—Sé feliz aunque tu mundo se esté cayendo a pedazos, está vida es una sola y el tiempo nunca retrocede —eso fue lo que me dijo dándome un abrazo que correspondí como de costumbre.
Y si, mamá tenía toda la razón ese día, nada vuelve a ser igual porque el tiempo va corriendo y con ello nuestros sueños, nuestra juventud, nuestros amores y también cada emoción y sentimiento que sentimos dentro del pecho que nos hace llorar o reír porque sabemos que hemos quemado etapas que marcaron un antes y después de nuestros padres o personas realmente importantes para nosotros.
Me siento sobre la lápida de mis papás mientras la acaricio, los dos están juntos como lo prometieron.
—De nuevo yo aquí, creo que saben que nunca me voy a cansar de venir, los extraño, pero sé que donde están me están cuidando y son felices a su manera. No saben todo lo que he vivido desde que no están, a veces pienso que no debieron morir aún, pero sé que los dos murieron de vejez y juntos como me decían que iban a terminar —hablo acariciando la lápida y seco mis lágrimas—. Iré de viaje y no tengo idea cuando regrese, solo quiero que sepan que ustedes dos son mi todo, me enseñaron tantas cosas buenas que hoy me sirven y por eso les digo gracias. Gracias por darme la vida y enseñarme que el amor puede cruzar tantas barreras como la vida quiera, que si es verdadero perdurará, por ustedes ahora soy yo la que dice... eres mi todo.
Continuo hablando. Me levanto y antes de irme tiro una rosa blanca sobre la lápida y entre lágrimas sonrío diciendo:
—Su mundo y el mío siempre será uno solo, papás, estamos atados para toda la vida porque yo soy... la princesa del amor.
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Eres mi todo. © [✔️]
Teen Fiction«Soy fans de pensar que a la vida le gusta jugar con nosotros para llevarnos al lugar donde no nos gustó estar para recordarnos quién no queremos ser y a quién extrañamos de nuestro pasado». ... -Necesito que si te vuelves a enamorar sea de mí. -Ya...