14. La llegada a la escuela.

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Eres mi todo

Capítulo 14.

-Kenia Monasterios-

Miro hacia el cielo y la luna está en su mejor esplendor, también noto que hay una parte de ella un poco oscura, y así me siento yo. Una gran parte de mí está feliz, pero el otro pedacito que es bastante profundo se encuentra triste y con miedo de perder a una de las personas que siempre me ha apoyado y no es que lo vea como hombre, simplemente lo quiero como lo que es: mi hermano.

Tengo mi vista hacia el cielo con mi mirada clavada en la preciosa luna cuando se me acerca alguien, volteo a ver y es Ana.

-¿Discutieron, cierto? -asiento-. No estés mal, enana, él no se alejará de ti porque te quiere.

-Le rompí el corazón, ¿sabes cuánto duele eso? Porque yo sí.

-No sé qué está pasando contigo y Lucas, pero Axel debe entenderlo.

-Ese es el problema, Ana, que entre Lucas y yo no está pasando nada, pero Axel cree que sí. Ese chico ni siquiera quiere una relación conmigo.

-¿Le contaste lo que pasó? -niego con la cabeza-. Quizás él sospecha o no sé, porque en la forma que los encontramos es bastante comprometedora para dos chicos que no tienen nada que ver.

-Menos mal no llegaron antes.

Murmuro.

-¿No me digas que estaban fajando?

-Cómo crees, hasta allá tampoco, pero sí me tocó. El condenado me hace pecar.

-¡Eres una perra! -se ríe y me empuja-. Te estás desatando, amiga, quién diría que ibas a andar haciendo esas cositas. En fin, no te preocupes, mañana hablas con Axel y arreglan todo. Entremos, todos están en la mesa esperándonos.

Esta es mi amiga, una chica bastante extrovertida, capaz de hacerte sentir mejor. Entramos y todos voltean a mirar, tomamos asiento no sin antes pedir disculpa por la tardanza. Empezamos a cenar mientras los adultos hablan sobre negocios y cosas sin importancia que verdaderamente son aburridas.

En toda la cena no miro a Lucas, así que no tengo idea si él me mira. Además, me acuerdo de lo que hicimos en la cocina y me da vergüenza. Verónica es la que está sirviendo en las copas de vino, me doy cuenta cómo Neftaly la mira y ella no se queda atrá. Estos dos se traen ganas sin importar que sea la primera vez que se vean. Si a ella le gusta la pienso ayudar, a mí no me importa si Verónica no tiene dinero como nosotros y por lo que veo a Neftaly también le da igual porque se la come con la mirada. «Qué pervertido».

La cena ha terminado gracias al cielo porque ya quiero ir a dormir, mañana hay que madrugar. Me despido de varios invitados, menos de Lucas, no tengo ganas de verlo.

Me acerco a despedirme de los chicos que están hablando, Neftaly aprovecha para hacerme preguntas sobre Verónica, después de unos segundos me aleja de ellos.

-Ya sé qué me quieres preguntar Neftaly -suelto sin dejarlo hablar.

-¿Cómo lo sabes? -achica sus ojos-. ¿Eres bruja o qué?

Este chico está loco.

-Soy fea, no tonta, me di cuenta cómo mirabas a Verónica durante la cena, además que no dejabas de preguntar cuando estábamos con los chicos que si ella tiene novio.

-Ok, sí lo acepto, esa chica me llamó la atención, pero...

-¿No me digas que porque no tiene dinero la vas a dejar ir?

-Por Dios, Kenia, no soy así, a mí me importa un pepino si la chica tiene dinero o no, si me gusta la busco porque no voy hacer nada con el dinero sino con ella.

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