3. En casa de Kenia.

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ERES MI TODO

CAPÍTULO 3.

—Kenia Monasterio—

Este no ha sido mi mejor día, no me bastó con el odio que me gané por parte de Rogelia por manchar su traje de porrista sino que encima el profesor me pone a trabajar con su novio. «Rogelia me odiará al doble».

Lucas es demasiado serio, su mirada sin expresión y demasiado directo para mi pensar.

«Esto será terrible».

Siempre he hecho mis trabajos sola para evitar estar con gente que no le agrado y que me dejarán todo el trabajo a mí, pero tampoco puedo negar que hacer el trabajo con Lucas suena interesante a pesar de ser tan distintos, él por su parte es tan prepotente y directo, en cambio, yo soy un poco tímida —bueno, a veces— y más reservada.

Llego a mi casa que está sola como de costumbre, pero ya me da igual. Subo a mi habitación, tiro mi bolso y me lanzo sobre mi cama a pensar cómo la vida se ensaña conmigo, solo no me hace linda sino que me pone a trabajar con el chico más arrogante y descaradamente guapo de toda la escuela.

Me levanto y me doy una ducha para olvidarme de todo, ni siquiera tengo idea para cuándo es el dichoso trabajo porque salí corriendo del salón sin decir o preguntar algo. Mis ojos se empiezan a cerrar hasta que no sé más nada del mundo.

—Lucas Cuella—

Todo el santo día me la pasé pensando en la manera que Rogelia trata a las personas y, sinceramente, no me gusta, me considero un chico rígido, pero no trato mal a nadie, con una mirada basta, puedo llegar hacer tan frío que las personas no llegan a imaginar lo que pasa por mi mente.

Tengo que aceptar que sentí una sensación extraña cuando Rogelia empezó a tratar mal a Kenia, ella es una chica bastante tímida, nunca se mete con nadie y se aprovechan de eso. Ella tiene que cambiar, a veces ser demasiado bueno también es malo.

Las muchas veces que la he visto distraída me he dado cuenta de que es muy bonita a pesar de vestir de forma extraña, incluso puede llegar hacer más linda que toda las chicas de la escuela. Tiene una mirada tan intensa capaz de hipnotizar a cualquiera, no sé para qué usa lentes.

No les voy a negar que nunca me he sentido atraído por ella, y no pienso hacerlo porque tengo claro que si lo hago terminaré perdidamente enamorado de esa niña tan tierna, y no quiero eso para mí, soy más de andar con diferentes chicas que en una relación estable por miedo a enamorarme, y Rogelia sabe eso, a pesar de que ella se ha encargado de gritar a los cuatro vientos que es mi novia cuando sabe que no le ofrezco una relación a nadie porque el amor nos hace débiles y no quiero sufrir por nadie.

Ya estoy listo para irme a hacer el trabajo donde Kenia, es para mañana y ella seguro no sabe por salir corriendo del salón. Tomo mi auto y en menos de media hora llego a su casa, es casi una mansión de lo enorme que es, Kenia es hija de una de las familias más poderosas y son dueños de la mayoría de empresas y bufetes de abogados. Su imperio Monasterio es bastante poderoso, igual que el imperio de mi familia.

Toco el timbre y me abre una señora aproximadamente de cincuenta años con una gran sonrisa, me pide que pase y que espere mientras ella sube a llamar a Kenia. Pasan algunos minutos y luego ella aparece en mi campo de visión, trae una sudadera blanca, suéter ancho, chanclas, cabello suelto un poco húmedo y esta vez no trae lentes.

«Es hermosa aún vestida así la condenada».

—¿Qué haces aquí? —es lo primero que pregunta.

—No te preocupes, tampoco tenía ganas de verte, pero como la señorita salió como loca no se enteró de que el trabajo es para mañana.

Le doy una mirada fría, siento lo incómoda que está.

—Puedo hacer el trabajo sola y colocar tu nombre, así te evitas la pena de verme.

Intenta irse, pero la detengo tomándola del brazo y girándola hacia mí.

—¿Estás loca o te lavaron el cerebro? No soy de esos que dejan que le hagan los trabajos, y no me interesa si no quieres trabajar conmigo porque yo estoy en las mismas, pero haremos el trabajo sí o sí, no quiero una mala nota por tus niñerías.

Kenia me mira con sus grandes ojos color miel y baja la mirada enseguida, puedo notar cómo su rostro se tiñe de rojo y vaya que eso la hace ver hermosa, a pesar de estar vestida casi como un chico es demasiado bonita. «Tendrá novio». Niego con la cabeza alejando esos pensamientos, ella tiene el poder de volverme loco o destruirme si se lo propone.

Espero que ninguno de los dos salga explotando y podamos hacer el trabajo.

Eres mi todo. © [✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora