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Cassiopeia caminaba a paso firme por los pasillos del Ministerio en compañía de Fury, Natasha y Steve, los últimos dos se habían ofrecido para acompañarla y el primero debía ir con ella básicamente porque el delito se cometió bajo su vigilancia. Estaba nerviosa, no iba a negarlo, pero confiaba en que Dumbledore y Fury la sacarían de ese problema. Después de todo, ¿quién, en su sano juicio, envía a una niña a otro continente para que se enfrente con brujos y un ejército de robots de otros planetas? Había sido idea de Dumbledore y de Fury que ella sea parte de todo eso, así que ellos debían sacarla.
Cuando llegaron a donde sería su vista, Cassie notó que los Malfoy y Harry estaban en el pasillo acompañando a Dumbledore. Se quedó quieta un segundo, pero enseguida reaccionó y quiso alejarse, prefería ser una prófuga de la justicia antes que enfrentarse a Narcissa Malfoy. Sin embargo, Steve la agarró del hombro para evitarlo.
-Ya hablamos de esto, agente Potter. Tiene que hacerse responsable de sus actos -habló Fury, llamando la atención de los presentes.
Cassie bufó. Ahora ya no había manera de huir.
Cuando Narcissa y Harry estaban cerca de ellos, ella respiró hondo y le sonrió falsamente a la señora Malfoy.
-¿Por qué hay tanto público? -preguntó-. Sólo me van a condenar a cadena perpetua en Azkaban, no debían hacer tanto escándalo.
Narcissa se acarició el puente de la nariz.
-¿Sabías que soy tu contacto de emergencia?
-En realidad, no. Nunca te puse -rodó los ojos Cassie.
-Tú no, tu padre y su esposa lo hicieron cuando ella te adoptó.
-Querrás decir cuando tú me regalaste como si fuera un animalito que necesita hogar -espetó la menor-. ¿Por qué estás aquí, Narcissa?
-Porque me citaron para avisarme que mi hija había hecho magia enfrente de... -hizo silencio para mirar a los tres agentes de S.H.I.E.L.D- muggles. Y además...
-Déjame frenarte ahí -la interrumpió-. Como ya has dicho, Lily me adoptó, así que dejé de ser tu hija.
Narcissa se quedó en silencio unos segundos, en los cuales Harry aprovechó para intentar hablarle a su hermana menor. Tomó su mano, y Cassie no pudo evitar recordar cuando eran pequeños y Harry sostenía su mano a la noche, cuando sus tíos se molestaban por algo y los encerraban en la alacena sin comer. Eso era así hasta que Harry se alejó de ella y comenzó a odiarla.
La inglesa se sacudió de su agarre y se alejó de él, colocándose entre Natasha y Steve. El último no le prestó mucha atención, pues estaba más ocupado observando a Lucius, quien seguía sentado mirando a Steve con superioridad.
