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El silencio era abrumador en la habitación. Nadie hablaba, sólo observaban con atención a Cassiopeia que leía muy concentrada el libro que Thor le había regalado. No había permitido que nadie, además de Scott McCall, entrara a la habitación de Cedric con ella, pero aquello no había impedido que los demás los observen por la ventana como los chismosos que eran.

Finalmente, Cassiopeia reconoció que el libro estaba escrito en latín antiguo y encargó a la librería del callejón Diagon un diccionario del idioma. De esa manera, se pasó día y noche, sin descansar casi nada, traduciendo todos los hechizos hasta que encontró el hechizo del que Loki le había hablado.

No dudó ni un segundo en arrastrar a Scott McCall a la habitación de Cedric y hacerlo juntos. Él sería quien la iba a ayudar a meterse en la cabeza de Cedric y los traería de vuelta a los dos. Ambos adolescentes estaban conectados, y hasta que no se conocieron no habían podido llegar al núcleo de sus poderes. Al menos, en el caso de Cassiopeia. No había logrado llevarlos al límite ni controlarlos. Pero ahora tenía al Alfa Verdadero de su lado, a la única persona lo suficientemente poderosa como para controlar no solo sus propios poderes, sino también los de la morocha.

Cassiopeia alejó los pocos muebles que estaban en la habitación hacia las esquinas, excepto por el sillón individual en que se sentaría. La morocha sacó una navaja, la cual colocó en su muñeca izquierda y la deslizó hasta la mitad de su antebrazo.

La sangre cayó en el recipiente de cerámica que previamente había agarrado, y cuando había salido sangre suficiente, Cassiopeia cerró su herida con un hechizo y mojó dos dedos de la mano derecha. Luego, comenzó a dibujar las runas que se veían en el libro alrededor de la cama de Cedric, recitando el hechizo por lo bajo. Cuando ella, el Hufflepuff y el Alfa estuvieron rodeados por las runas, volvió a cortar sus dos muñecas y se sentó en el sillón, dándole la espalda a Scott quien estaba parado entre ella y Cedric.

El moreno le hizo una seña al chico de ojos verdes que estaba en el marco de la puerta. Derek y Peter Hale entraron, quitaron los cables que estaban conectados a Cedric y lo enderezaron. Scott colocó sus garras en la nuca del chico.

—¿Es seguro? —volvió a repetir Natasha lo que llevaba preguntando hacía horas.

Cassiopeia volvió a ignorarla. Era mejor aquello antes que mentirle.

—Más vale que lo sea —interrumpió Pietro y miró a Scott—. Si tú la dejas morir, yo mataré a tus amigos y luego a ti.

Scott frunció el ceño y miró a la híbrida.

—Todavía puedes arrepentirte —le dijo. Cassie lo miró mal—. Está bien, está bien. Recuerda: tu amigo es humano, pero es parte de tu manada. ¿Qué hacen los hombres lobos para anunciarles a los demás su ubicación?

The Avenger PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora