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Cassiopeia soltó el dardo con aquel líquido cremoso y su otra mano perdió por completo el agarre en la escoba, cayendo al suelo de espaldas. Sintió su nuca golpear contra el cemento, y en su espalda clavarse las piedras que estaban en el suelo.
Apretó los párpados cuando su vista se nubló, pero se obligó a recuperarse al oír a Pietro gritar su nombre. El rubio se deshizo del agarre de Steve y miró con furia a Rhodey, pero Barnes puso una mano en su pecho para frenarlo.
—Ve con ella, yo me encargo de él —aseguró.
Pietro miró a su novia en el suelo y su enojo enseguida desapareció, para ser reemplazado por preocupación. Con su velocidad, fue hacia ella para tomarla en brazos y esconderla.
La morocha estaba inmóvil, con el cuerpo duro, sintiéndose muy impotente.
—Lo siento —susurró Pietro—. Debí reaccionar. Perdóname, Cass, por favor.
—Tranquilo —susurró su novia.
Pietro cerró los ojos y llevó la cabeza de Cassie a su pecho para abrazarla. Ella inspiró el olor de su novio, que siempre olía a menta y a lavanda. Olía a hogar.
Donde sea que estuvieran, estén juntos o separados, Pietro era el dueño de su corazón.
Sintió los labios húmedos y suaves del platinado presionando los suyos unos segundos, hasta que se separó y juntó sus frentes.
—Debes ir.
—No quiero dejarte.
—Lo sé, amor —susurró—. Pero, por favor, te lo ruego, frena esta pelea. Podemos discutir los acuerdos cuando estemos todos juntos en el complejo. Los negociaremos, se nos ocurrirá una solución.
Pietro observó a Steve y T'Challa luchando, e hizo una mueca cuando vio a Barnes golpeando una y otra vez a Rhodey, sin darle tiempo a reaccionar y defenderse.
La morocha sacó sus garras para clavarlas en su muslo, y llamó otra vez la atención de su novio cuando este quiso evitar que se haga daño.
—Estoy eliminando las toxinas de mi cuerpo, así sanaré más rápido —anunció—. Me lo enseñaron en Beacon Hills. Te prometo que estaré bien. En unos minutos minutos estaré de pie.
Pietro cerró los párpados unos segundos, inseguro, pero finalmente volvió a besar a novia y la recostó en el suelo.
—Haré lo que pueda para que dejen de pelear.
Cassie asintió.
Cuando Pietro desapareció, Cassiopeia soltó el jadeo de dolor que se estaba aguantando. Sentía la nuca de su cabeza palpitar y su visión estaba borrosa, dificultando su visión. No quiso decirle nada de eso a su novio para evitar preocuparlo, pero aunque lo intentó no pudo permanecer con sus ojos abiertos el tiempo suficiente para volver a activar su proceso de curación.
