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El ambiente en Grimmauld Place era oscuro e incómodo. Todos sabían que la situación estaba jodida pero nadie quería hablar sobre aquello.
La única persona a la que Voldemort alguna vez había temido estaba muerta, lo que significaba que la guerra estaba a la vuelta de la esquina. Harry había decidido que él iría a buscar los Horrocruxes cuando cumpliese diecisiete y pueda usar magia sin que el Ministerio lo vigile.
Mientras tanto, Regulus no estaba para nada bien. Tenía pesadillas y alucinaciones, le costaba demasiado distinguir lo que era real de lo que era producto de su imaginación. Cassiopeia odiaba verlo así y no poder hacer nada para ayudarlo.
—¿Kreacher dijo algo? —preguntó a Rabastan, sentándose a su lado.
La cocina estaba vacía. Regulus y sus dos primas estaban en la habitación del primero junto a Kreacher, Sirius y Vega estaban discutiendo en la sala y el resto de los adolescentes estaban en el primer piso. Nadie, además de los adultos y Kreacher, tenía permitido subir al segundo piso, así que solían estar en la planta baja o el primer piso. Vega fue la primera en mostrarse en desacuerdo y aquella era la razón de su pelea con Sirius.
—Son los recuerdos de una experiencia muy traumática que él vivió pero olvidó.
—¿Porque quiso o porque le borraron los recuerdos?
Rabastan le dio un sorbo a su café antes de responder.
—Esa es una excelente pregunta —respondió. Cassiopeia soltó un suspiro—. ¿Te quedarás aquí o irás con esa... manada?
—No lo sé. Es más fácil esconderme del gobierno norteamericano que del Ministerio Inglés. Y Hécate está... incordiosa —explicó la muchacha, frustrada—. Creo que algo está pasando.
—¿No puedes dejar que se arreglen ellos solos? —le preguntó el ojiverde, levantándose para rellenar la taza de café de ambos.
Ni siquiera sabía cuándo fue la última vez que la chica durmió, pero nadie podía reprocharle nada, puesto que su condición de mujer lobo no le permitía enfermarse por falta de sueño.
—No, necesito a Scott. Para controlar mi magia tengo que aprender a controlar mi parte licántropa, y no puedo hacerlo sin él —informó—. Y también está Jordan. Asteria y Lycaon me ataron a Scott, pero Hécate tiene historia con los Sabuesos del Infierno. No me dejará en paz a menos que vuelva a buscarlo. Lo que pasó en Hogwarts... esa fue Hécate tomando el control de mi cuerpo. Si pasa de nuevo aquí y lastimo a alguien no sé qué haría.
Rabastan asintió, comprendiendo las preocupaciones de la adolescente.
—¿Crees que estaba advirtiéndote lo que podría pasar si no vuelves?
