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La incomodidad podía sentirse en el ambiente. Llevaban horas caminando sin parar, y la menor parecía que en cualquier momento iba a explotar. Tenía los puños apretados y la mandíbula tensa mientras caminaba con rapidez, ignorando por completo al chico a su lado. La chica lo estaba conduciendo al departamento de su prima, buscarían a Theodore y los tres volverían a Inglaterra. O eso suponía Blaise.
Pero Cassiopeia no podía pensar en qué haría a continuación. Parte de ella quería tomar a sus amigos, ponerlos a salvo y luego desaparecer, pero también sabía que no podía simplemente olvidarse de la amenaza que HYDRA era para el mundo. Si el proyecto Insight no se detenía, miles de personas iban a morir. Entre ellas iban a estar Banner, ella, probablemente Tony, y... Steve. Sí, habían tenido una pelea bastante fuerte y Cassiopeia le dijo cosas que nunca le hubiera dicho en otra circunstancia, pero él seguía siendo su padre.
No podía simplemente dejarlo morir.
Pero su orgullo... maldición, su orgullo no le permitía ir a ayudar en ese momento, así que lo mejor era que fuera a la casa de Sharon, donde sabía que Theo se había quedado. Quería golpear a Zabini por haber llevado a Theodore a Washington, pero siendo justos, nadie sabía que todo aquello pasaría.
Nadie, excepto, tal vez Fury. No podía dejar de darle vueltas a la conversación que habían tenido. Le dolía haberse enterado que él consideraba la idea de asesinarla, cuando ella lo único que había hecho fue entrenar con ellos y salvar el mundo cuando Loki quiso adueñarse de la Tierra.
Decidió dejar de pensar en eso y centrarse en el problema actual. No tenía ni idea de cómo hacer para ir con sus amigos a Inglaterra.
Cuando llegaron al edificio de Sharon, se dirigieron al departamento de la agente, pero antes de entrar Cassie se frenó enfrente de la puerta y se concentró en agudizar su audición.
—No hace falta, confió en ella.
—Yo no —repuso la morocha, cuando no escuchó ninguna respiración o latido en el departamento.
Abrió la puerta de una patada, enfurecida. Blaise dio un respingo, pero la siguió sin decir palabra al interior del lugar. Adentro, pudieron notar que estaba vacío y, en efecto, Theodore Nott había dado todo de sí para que no se lo lleven. Había objetos rotos, marcas en la pared y huellas de sangre en ciertos lugares donde el castaño probablemente había arañado al intentar aferrarse a algo.
Cassiopeia comprendió que HYDRA lo único que quería era el control absoluto, no les importaba la gente que lastimaban en el proceso. Ni siquiera si era un civil de apenas catorce años, completamente inocente.
—Iré por él —le hizo saber a su acompañante.
Se sentía mareada y ofuscada por la cantidad de emociones y olores que percibía en el ambiente, necesitaba salir corriendo de allí.
