⚠️Capítulo largo para compensar mi ausencia. Voten y comenten mucho<3⚠️
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El dolor en su cabeza la estaba matando, incluso sin necesidad de abrir los ojos. Oía el galope de los caballos, sus relinches, y el chirrido de las vías de un tren. Voces distorsionadas se metían en su cabeza, junto a extrañas imágenes borrosas que parecían más bien recuerdos.
Las figuras frente a ella se veían como transparentes, como si fueran de otra dimensión. El cabello morocho del joven adulto frente a ella se agitaba con el aire, mientras sus lentes redondos se deslizaban por el puente de su nariz.
—Cassie —masculló su nombre—. Vamos a tener que hacer algo con esa magia accidental, ¿no crees? ¿Cassie?
Cassiopeia intentó decir algo, pero solo salieron balbuceos inentendible.
—¿Cassie?
—Papá —balbuceó finalmente.
Cuando su vista se aclaró, pudo ver que el cabello morocho en realidad era rubio y ondulado, y los ojos avellanas que la miraban con mucho cariño fueron reemplazados por dos ojos celestes desbordados de preocupación.
Isaac la ayudó a sentarse, y cuando vio que la muchacha ya no estaba tan aturdida la abrazó. Cassie correspondió al abrazo con mucha confusión, pero era obvio que Isaac se había preocupado por ella.
—¿Estás bien? —preguntó al separarse—. Estabas alucinando.
Cassie tomó su mano para que la ayude a enderezarse. A su lado, pudo divisar a Allison y Aiden.
—Sí —murmuró, aún con el recuerdo haciendo ruido en su cabeza. De repente, recordó los sucesos de las últimas horas—. Isaac... maldito estúpido. ¿Cómo vas a hacer...?
Isaac sabía que Cassie lo iba a regañar, por lo no dejó que terminara de hablar.
—Puedes enojarte todo lo que quieras, pero...
La ojigris lo interrumpió pasando sus brazos por los hombros de él. No podía explicar la angustia que había sentido cuando el muchacho se colocó delante de ella, recibiendo el latigazo en su lugar.
No pudo evitar pensar en Cedric, cuando Peter lo había lastimado solo por estar en el cementerio con ellos, y en Blaise aquella noche en el Ministerio.
Se alejó de él.
—No estoy enojada —confesó. Su voz tembló levemente, por lo que se tomó un minuto para recomponerse—. Estaba preocupada. No puedes hacer eso, Isaac.
—Cassie, estoy bien.
—No puedes...
—Cassie, estoy vivo —seguía hablando Isaac, intentando calmarla, pero Cassie parecía no oírlo.
