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Cassiopeia escuchaba a los adultos discutir. Regulus intentaba hacer entrar en razón a Tony y Steve, mientras que ellos se encontraban reacios a siquiera escucharlo. Cassie lo único que podía hacer era escuchar y mirar con atención el para nada interesante piso de la torre.
El ascensor se abrió, llamando la atención de todo. Clint sostenía a una inconsciente Natasha, quien tenía el brazo en una posición para nada normal. Ambos agentes habían ido a una misión que Fury les encomendó un día después de la llegada de Cassie, y desde hacía varios días que nadie había podido comunicarse con ellos. Clint acostó a Natasha en el sillón donde hacía segundos Regulus estaba sentado y miró preocupado a Tony y Steve.
—Fue una misión complicada —dijo rápidamente Clint—. Cassie, ¿puedes ayud...? ¿Quién es el intruso? —preguntó cuando vio a Regulus observando a Natasha.
—Mi tío —respondió la chica acercándose a la pelirroja.
—Tiene el brazo roto —fue lo único que dijo Regulus, para luego tomar su varita. Clint lo apuntó con su arco, mientras que Steve se puso recto en su lugar, preparado para cualquier ataque—. Voy a ayudarla, ¿puedo?
Cassie lo pensó unos segundos. Ella era terrible para los hechizos curativos, lo más probable era que termine arruinándole más el brazo, así que asintió. Regulus colocó la varita sobre el brazo de la pelirroja.
—Episkey —susurró el mayor. Natasha se quejó, pero su brazo había vuelto a su lugar—. ¿Ahora podemos seguir con el tema?
—Creí que el tema estaba zanjado, señor Black —espetó Tony—. Cassiopeia no irá a ninguna parte.
—¿A dónde se quieren llevar a Cassie? —preguntó Natasha, quien apenas estaba consciente.
Clint la ayudó a sentarse en el sillón y luego volvió a tomar su arco.
—Londres mágico, a comprometerla —respondió Stark con enfado.
Regulus rodó los ojos.
—Nadie quiere comprometerla. Por Merlín, Narcissa no puede hacer que la niña se quede en su casa, y ¿de verdad crees que vamos a comprometerla?
Cassie lo pensó unos segundos y luego asintió. Si Narcissa no había podido llevarla a su casa de vacaciones, dudaba mucho que intentaran obligarla a casarse con alguien.
—¿Y crees que nos tragamos ese historia del tío psicópata que busca matarla? Por favor...
Cassiopeia se levantó del sillón y se acercó a su profesor. Se cruzó de brazos y lo miró con una ceja alzada.
—Cuéntame más de Sirius.
—Ya te dije todo lo que sé. Se pasó al lado contrario, traicionó a tu padre y su esposa.
