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Lo único que podía sentir era una presión en su pecho. No podía respirar con normalidad, por lo que apenas abrió los ojos comenzó a toser y tomar grandes bocanadas de aire.

Se levantó con dificultad y observó a su alrededor. A simple vista parecía estar sola en el Helicarrier que se estaba desmoronando, pero oía por encima de todo el ruido dos corazones latiendo aceleradamente.

Se asomó por la baranda, observando que Steve estaba quitando unos fierros de encima de Barnes. Su vista se tiñó momentáneamente de rojo y un enfado la invadió; se sentía traicionada y molesta. No tenía ni idea de qué hacer a continuación, la única persona que había logrado calmarla cuando perdió el control ahora estaba en su contra y no tenía manera de calmar sus impulsos asesinos.

Soltó un gruñido involuntario y tomó su escoba para descender hacia donde su padre y Barnes estaban, ambos mirándose fijamente. Steve intentaba hablarle.

—Tú me conoces.

—No es verdad —espetó golpeándolo en el rostro.

—Bucky, me conoces de toda la vida —repitió Steve, pero sólo se ganó otro golpe en el rostro—. Tu nombre es James Buchanan Barnes.

Bucky soltó un gruñido y lo volvió a golpear. Cassiopeia se preguntó si era una buena idea meterse en sus problema maritales o dejar que se arreglen solos.

—Eres mi misión.

—No pelearé contra ti —dijo Steve y soltó el escudo, haciendo que caiga que al agua.

Bucky lo tiró sobre los fierros y comenzó a golpearlo, mientras repetía una y otra vez que era su misión, como si estuviera tratando de convencerse a él mismo más que a Steve.

Cassie hizo una mueca al ver a su padre golpeado y malherido, y se sintió con la obligación de ayudarlo. Sí, habían tenido una pelea bastante fuerte previamente, pero no podía simplemente olvidar que él era su padre y aún así lo amaba.

Soltó la escoba, la cual cayó al agua, y se preparó para atacar a Barnes.

—Eres mi amigo y estaré contigo hasta el final —murmuró costosamente Steve debajo del Soldado, quien no paraba de golpearlo.

—Tú eres mi misión.

—Entonces termínala —le pidió.

Barnes siguió golpeándolo, mientras que Cassiopeia decidía acercarse a ellos.

—¡Eres mi misión!

—También es mi padre, y lo necesito vivo —espetó ella haciendo uso de toda su magia para parar su puño de metal.

The Avenger PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora