ii

2.2K 296 129
                                    

═════ ❀∘❀∘❀∘═════

═════ ❀∘❀∘❀∘═════

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

═════ ❀∘❀∘❀∘═════

De niños, los hermanos Potter eran muy unidos. Nunca se veía a uno sin la otra, se cuidaban mutuamente y se defendían de los matones que se metían con ellos.

Aquellos tiempos parecían muy lejanos ahora. Harry estaba en Escocia, cursando su sexto año en Hogwarts, mientras que Cassie había decidido quedarse en Beacon Hills para ayudar a la manada con los Jinetes Fantasmas. Scott hubiera preferido que ella se vuelva a Inglaterra con su familia, no porque le cayera mal como Cassie creía, sino porque no le parecía justo que ellos pudieran llevar una vida relativamente normal pero a Cassiopeia se le privaba de estudiar y estar con su familia.

Lo que no sabía, era que ella prefería quedarse en Beacon Hills antes que ir a Hogwarts.

Por eso estaba en esos momentos en la casa de Alaska, con Aiden y Isaac. Los demás estaban en la escuela, pero cuando los tres adolescentes decidieron no asistir a sus clases e irse a la casa de la castaña a buscar información sobre los Jinetes, Cassie no se negó a acompañarlos. No iba a quedarse en la escuela esperando que los demás salieran, y tampoco quería pasar tanto tiempo con Brett y que acabara aburriéndose de ella.

Sin embargo, los cuatro adolescentes cambiaron de opinión y prefirieron quedarse en el patio hablando y merendando en lugar de buscar información.

Alaska estaba recostada en el césped, utilizando a Isaac como pared para evitar que el sol la molestara. El ojiazul estaba sentado, con el cabello rubio cayendo sobre su frente, mirando a los vecinos y criticándolos en voz baja con Cassie. Cualquier aspereza entre ellos parecía haber quedado en el olvido. Aiden, por su lado, estaba arrancando el pasto de manera despreocupada, con su antebrazo derecho soportando el peso de su cuerpo. Sus ojos estaban entrecerrados por el sol que le daba en la cara.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —habló de repente el muchacho. Cassie lo miró y asintió—. ¿Cómo te cambias de ropa? —Cassiopeia pestañó. No se esperaba algo tan random—. Me refiero a que, cuando llegaste al loft, no tenías ninguna mochila encima, pero llevas siempre ropa diferente.

La morocha soltó una risa al comprender la pregunta y metió la mano en su bolsillo, del cual sacó su baúl pero en miniatura. Se lo mostró.

—Aquí guardo toda mi ropa y cosas de la escuela —explicó, y sacó un manojo de llaves—. Cuando me fui del Complejo de los Vengadores, sabía que no iba a volver, así que me llevé todo y lo hice pequeño para que no estorbara. La gente normal piensa que solo es un llavero, pero esta es mi Saeta de Fuego. Más al alcance por si tengo que huir —le dijo, mostrándole la escoba que tenía enganchada a las llaves.

Aiden tomó los dos pequeños objetos y asintió. Mentiría si dijera que no estaba sorprendido, pero había aprendido que el mundo de Cassiopeia albergaba muchísimas cosas que él no podía ni imaginar.

The Avenger PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora