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Regulus Black nunca había sido una persona que dejara que sus sentimientos lo dominaran. Sus padres nunca se lo habían permitido.
Pero eso no quería decir que no tuviera sentimientos. Sí los tenía, pero habían sido dañados tantas veces que se acostumbró a ocultarlos para no dejar a nadie llegar a ellos.
Aún así, ahí estaba. En la cocina de su casa observando una botella de Whisky de Fuego por la mitad mientras sus pensamientos divagaban entre su adolescencia y en los menores que tenía a su cargo.
Se refregó los ojos cuando oyó pasos aproximarse, y segundos después vio a Natasha Romanoff ingresar a la cocina. Cuando la pelirroja lo miró, él intentó poner su mejor máscara fría y sin expresión, pero ella alzó una ceja y se sentó enfrente de él.
Regulus no soportó su mirada y soltó una risa sin gracia, típica de un ebrio deprimido.
—Él sabría qué hacer —dijo de repente.
Natasha lo miró con seriedad, cruzando las manos encima de la mesa como hacía cada vez que interrogaba a un prisionero.
—¿Dumbledore?
Regulus soltó otra risa, más escandalosa que la anterior, y miró al techo unos segundos. Cuando volvió a mirar a Natasha, la pelirroja notó que sus ojos, inyectados en sangre, estaban llorosos, y sus párpados le pesaban.
—James —respondió—. Él sabría qué hacer con Cassie y Harry. Él les informaría sobre todo y les dejaría elegir, pero yo no puedo hacer eso —soltó de repente, con su voz entrecortada.
—¿Por qué? Son lo suficientemente grandes y maduros para decir por sí mismos.
—Porque me aterra perderlos. Ya perdí a mi esposa, perdí a mi hermano... lo perdí a él.
—¿A... James? ¿El padre de Cassiopeia y Harry? ¿Hablas de James Potter, el mismo al que mató Voldemort?
El morocho rió por el tono escéptico de Natasha y volvió a servirse Whisky en su vaso de vidrio para beberlo de un trago como si fuera agua. Había tomado tanto que ya casi no lo sentía.
—A James lo perdí mucho antes.
—Creo que deberías ir a dormir. Mañana hay que llevar a los niños a la estación de trenes.
—No quiero ir.
—Tus sobrinos y tu hija te necesitan bien —espetó la rusa, levantándose—. Recompónete y ve a dormir. Emborráchate y deprímete cuando ellos no puedan verte.
—¿Por qué debería hacerlo? Cassie te tiene a ti, Harry a Sirius y Vega a mi prima. Los niños están bien.
—Los niños no están bien, Black. Cassie y Harry van a pelear una guerra que no saben si saldrán con vida, Vega sufre por...
