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Apenas Cassiopeia intentó abrir los ojos, la luz solar la obligó a mantenerlos cerrados durante unos segundos más, sintiéndose cegada. Cuando supuso que se había acostumbrado, los volvió a abrir y de un movimiento de muñeca cerró las cortinas.
Observó a su alrededor, reconociendo el lugar como la enfermería. Se sorprendió cuando vio que a sus costados estaban sus dos hermanos, ambos durmiendo en incómodas sillas. Harry tenía la cabeza apoyada en su brazo, haciendo que la chica se incomode por no poder moverlo, mientras que Draco sostenía su mano.
—No han hecho más que mirarse a la cara desde que estás aquí —dijo una tercera voz entrando a la enfermería.
Al dirigir su mirada a la puerta, divisó a Narcissa, quien se acercaba a ella con su porte elegante y aristócrata. Se acercó a Draco y le dio unos golpecitos en el hombro para que se despierte, luego hizo lo mismo con Harry.
—Madame Pomfrey les dijo que si se peleaban no los dejaría volver a entrar, así que tienen una tregua.
Ellos miraron a su hermana, ignorando las palabras de la señora Malfoy. Cassie la miró incómoda.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Draco.
—No recuerdo nada. ¿Por qué no puedo recordar nada?
Harry se apresuró a ayudarla cuando quiso incorporarse, quedando sentada en la cama con la espalda contra el respaldar.
—Nuestro profesor de Defensas resultó ser un licántropo y te hirió —respondió Draco, con tono de voz condescendiente.
—Iniciaremos acciones para que lo echen de la escuela —se apresuró a decir Narcissa.
Cassiopeia miró a Harry, quien la observaba incómodo.
—Iniciar o no acciones contra mi padrino es una decisión que tomaré con mis padres, gracias —siseó mirando a Narcissa. Ella apretó la mandíbula, pero no cambió la expresión de su rostro—. Oh, ¿no lo sabías? Resulta que el profesor Lupin era el mejor amigo de mi padre y lo nombró mi padrino. No pude evitar indagar.
Cassiopeia sabía que tal vez se estaba comportando como una perra con la adulta, pero no podía evitarlo. Cuando se trataba de su familia le salía la vena borde.
Narcissa dejó un bolso a los pies de la cama de Cassie y luego la miró para hablarle.
—Ahí tienes ropa para que te duches. Pomfrey aún no sabe el efecto de la herida en ti, así que te quedarás aquí en observación.
Cassiopeia se removió en la cama. Estaba tan a la defensiva, que había ignorado por completo la razón por la que estaba ahí: su padrino la había herido, por lo que había posibilidades de que se convierta en licántropa.
