Lamento haber hecho esto, la sangre está en mis manos.
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El chico del gorro en forma de corona estaba sentado solo en una de las mesas de la cafetería de la escuela. Observaba a los jóvenes pasar al frente de él, riendo y divirtiéndose. Algo que él no hacía.
Con la mirada veía fijamente a las personas tratando de ver cómo eran.
Al no encontrar lo que buscaba se paró de su asiento con su mochila en un hombro y se marchó de la cafetería, la escuela no era algo que le importaba sinceramente. Sólo iba y hacía lo que le pedían aunque no quisiera, aún así, había veces en las que se escapaba de la secundaria y esta seria una de esas veces.
Iba caminando por el pasillo directo hacia las puertas de la salida y de pronto escuchó un llanto de una chica. Se acercó al lugar se donde provenía ese sonido. Dió la vuelta en el pasillo y notó a una chica rubia tumbada en el suelo, con la cabeza escondida entre sus piernas y brazos.
— ¿Qué te pasa? —preguntó indiferente el del gorro.
La rubia volteó con sorpresa, al ver al chico negó con una sonrisa triste.
— Oh, nada. Solamente algo que me pasó hace unos momentos.
— Bien. —le restó importancia y se iba a dar la vuelta para salir de la escuela hasta que la voz lo detiene.
— Espera.
El pelinegro rodó los ojos y volteó nuevamente a ella. — ¿Qué?
— ¿Te piensas escapar? —preguntó algo sorprendida y confundida.
— No, pienso salir a la clase de manejo. —respondió sarcástico el chico.
La chica se paró de inmediato limpiándose las lágrimas que tenía, se acercó a él. — No es de buena educación ment... —el ojiazul la interrumpió: —No mentí, sólo fui sarcástico y ahora me tengo que ir.
Se dió la vuelta y abrió la puerta siendo seguido por la rubia.
— No puedes irte de la escuela. —le dijo ella alterada, bajando los escalones.
— Ya lo hice.
— Pues vuelve adentro. —le ordenó jalándolo del brazo, haciéndolo voltear.
Él se zafó de su agarré con brusquedad. — Concéntrate en tus asuntos, rubia, yo no me quedaré en la prisión para jóvenes. —respondió con enojo y frialdad a la vez.
— ¿Y a dónde irás? —lo siguió dispuesta a hacerlo volver a la secundaria.
— Aléjate.
— No. —negó ella caminando a un lado de él, pensó unos momentos. — ¿Cómo te llamas? —preguntó interesada.
El chico se giró viéndola harto. — ¿Por qué no vuelves al pasillo de la escuela y te pones a llorar nuevamente?
— No estaba llorando.
— ¿Entonces sudabas por los ojos?
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𝐈𝐟 𝐈 𝐊𝐢𝐥𝐥𝐞𝐝 𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐅𝐨𝐫 𝐘𝐨𝐮
Mystery / Thriller𝐄𝐍𝐄𝐀𝐋𝐎𝐆𝐈́𝐀 "𝐈𝐈𝐊𝐒𝐅𝐘". 𝗟𝗶𝗯𝗿𝗼 𝗱𝗼𝘀; 𝕀𝔽 𝕀 𝕂𝕀𝕃𝕃𝔼𝔻 𝕊𝕆𝕄𝔼𝕆ℕ𝔼 𝔽𝕆ℝ 𝕐𝕆𝕌. 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗲𝘁𝗮𝗱𝗮 ¿Qué harías si averiguas los planes siniestros de la persona a la que amas?, ¿y qué harías si esos planes son sol...
