𝐈𝐟 𝐈 𝐊𝐢𝐥𝐥𝐞𝐝 𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐅𝐨𝐫 𝐘𝐨𝐮

🐿️ Capítulo Doce 🐿️

"Tengo que preguntarte algo, ¿podrías dejarme entrar?"

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Le había dado en la cabeza, esa pequeña cabeza de animal ahora era pura carne rojiza. Se la había aplastado y Jughead sonrió por eso.

— Eso fue increíble. —soltó el pelinegro viéndola.

Betty negó. — Aún falta, no ha sido todo. —avisó, miró el cuerpo sin cabeza del conejo y con la piedra le empezó a dar otros golpes.

Al final lo único que se notó fue toda la carne y sangre, junto con los pelos ahora rojizos del conejo. La rubia deslizó una sonrisa macabra pero luego de unos segundos lo que hizo fue dejar caer la piedra y retroceder asustada.

— ¿Qué he hecho? —alcanzó a preguntar, miró a Jughead con los ojos abiertos.

— Mataste a un conejo.

— A un inocente conejo. —miró la escena asquerosa y ahí le dieron náuseas. Corrió hasta un árbol y sacó la comida del día anterior.

Jughead se estaba riendo a carcajadas mientras veía la situación. Miró al conejo muerto e hizo una mueca.

— Lo hiciste puré. —le comentó pero la rubia seguía vomitando. —No importa. —le restó importancia y caminó hasta ella. — Bien hecho. —felicitó.

Betty se giró para verlo con su cara agotada, se sentó recargada en el árbol. — Eso fue repugnante. —admitió. — Pero debo decir que también se sintió... Bien.

El ojiazul abrió los ojos sorprendido por la confesión de aquella chica. Se acomodó a un lado de ella y la atrajo entre sus brazos. Ella se recargó en su pecho y lo acarició en círculos.

— ¿Soy una mala persona por matar a un pobre conejo?

Jughead negó. — Para nada.

— Esto me va atormentar el resto de mi vida. —informó.

— Eso es mentira, te vas a acostumbrar. —afirmó, Betty se alejó confundida. — ¿No creerás que sólo matarás a un conejo cuando estés conmigo o si? —alzó la ceja burlón.

Betty soltó una risa. — No lo creo, pero no quiero matar a los conejos.

— ¿Qué animal? —preguntó mientras le acariciaba la cabeza.

— ¿Peces?

Él hizo una mueca y negó. — ¿Te parece ardillas?

— ¿No serían difíciles de atrapar? —preguntó imaginándose a ella persiguiendo por horas a ese roedor.

— Por eso escogí a los conejos. —contestó, ella asintió permitiendo que aún fueran los conejos y se volvió a recostar sobre él. — Pero eso no significa que no mataremos otros tipos de animales.

Se quedaron acostados por un rato más hasta que el sueño les ganó, ambos estuvieron dormidos abrazados, solamente como amigos. Eso pensaban, aunque el miedo consumiera a la rubia, se sentía segura estando con él aunque quisiera matarla dentro de una semana.