𝗖𝗮𝗜𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗌 𝟳

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¿Me entregarias

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Jughead estaba buscando por todos los pasillos de la secundaria a la rubia, mientras tanto ésta acababa de salir del baño e iba a tomar su mochila para ya irse de la escuela.

Justo a tiempo, el pelinegro logró localizarla y se apresuró en llegar a su lado. — Hey, Betty. —saludó a la rubia.

Ésta se asustó al oír su voz. — Oh, hola, Jug. —se calmó un poco pero aún se notaban sus nervios. — ¿Qué pasa?

— Ayer te comportaste de diferente manera al irnos del bosque. —comentó fingiendo preocupación.

— Para mi no lo fue. —negó ella con una sonrisa, apretando sus labios.

Él asintió de acuerdo. — Pienso que tomaste algo que no era tuyo. —soltó.

Betty se quedó congelada, al regresar de nuevo a la situación negó.

— Para nada. —cerró su casillero y caminó para evitar seguir con el tema, o simplemente alejarse lo más rápido de él.

— Betty... —llamó Jughead pero la rubia no volteó. Soltó un bufido y se dió la vuelta para seguirla, al alcanzarla la hizo voltear. — ¿Qué tienes? —preguntó serio.

Ella negó. — Nada. —mintió fingiendo tranquilidad pero en realidad tenía demasiado miedo.

— ¡Dime la verdad! —ordenó gritándole a la cara, está apretó sus ojos y asintió con temor.

De su mochila sacó el cuchillo de caza, proveniente de él. Su mismo cuchillo, él sabía que ella lo tenía.

Lo tomó con un movimiento brusco y la miró mal. — Gracias. —agradeció no muy gentilmente.

—¿Por qué tienes ese cuchillo? —preguntó sin moverse, con una mirada sobre él.

Jughead no respondió y lo guardó en su mochila para que nadie lo viera.

— Jug. —llamó, él volteó. — ¿Por qué llevas ese cuchillo contigo?, ¿por qué al bosque donde ibas conmigo?

— Es para defenderme de los animales. —mintió sin tomarle importancia.

Ella se dió la vuelta dispuesta a salir de la escuela. El ojiazul se apresuró para pararla.

— No le dirás esto a nadie. —advirtió tomándola con fuerza.

— Suéltame. —pidió sin verlo. — No te quiero cercas de mi.

— Yo tampoco quería que estuvieras cercas de mí y aquí me tienes. —sonrió burlón pero ella no le tomó gracia. Regresó su mirada fría. — No le cuentes a nadie sobre esto. Nadie puede saber que tengo un cuchillo.

Betty subió la mirada para verlo. — Dices que es para estar a la defensiva con los animales. —habló. — Pero, ¿cómo sabías que iríamos al bosque? Estábamos en la escuela antes de ir. —empezó a crear una idea en su cabeza.

— No pensarás en ninguna tontería, ¿cierto? —alzó la ceja mientras que disminuía su fuerza en el agarre.

Ella se soltó y retrocedió. — Aléjate, estás mal de la cabeza. ¿Qué ibas a hacerme? —preguntó aterrada.

𝐈𝐟 𝐈 𝐊𝐢𝐥𝐥𝐞𝐝 𝐒𝐚𝐊𝐞𝐚𝐧𝐞 𝐅𝐚𝐫 𝐘𝐚𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora