𝐈𝐟 𝐈 𝐊𝐢𝐥𝐥𝐞𝐝 𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐅𝐨𝐫 𝐘𝐨𝐮

🐿️ Capítulo Catorce 🐿️

¿Me tomarías de las manos?

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La morocha se sorprendió, no comprendía ni entendía el porqué un padre le haría eso a su hija.

— Pero, ¿por qué? —preguntó alarmada, Betty se giró con tristeza para no verla.

— No puedo decirlo...

— Betty. —se detuvo al ver entrar a el profesor al salón, le dirigió una última mirada. — Hablaremos de esto luego. —aseguró.

Al finalizar la clase, la rubia no esperó a su amiga. Se apresuró a irse del salón mientras la otra la intentaba seguir, en una parte del pasillo la perdió de vista por lo que se rindió, no significaría que su amiga se salvaría de la conversación.

Tocaba literatura para la rubia, quería que el día terminara ya que en muchas de sus clases la compartían con su grupo de amigos y no quería que notaran su ojo.

Entró al salón y se sentó hasta el fondo como siempre, esperaba que el castaño no hubiera asistido ese día, pero la mala suerte estaba de su lado y en ese instante entró.

Se acercó hasta la mesa y se sentó a un lado de ella.

— Hey, Betty.

Ésta le sonrió. — Hola. —saludó.

— ¿Por qué estás así hoy? —señaló su cabello y alzó la ceja.

— Quería lucir diferente. —soltó intentando convencerlo.

Billy negó. — No ocupas lucir diferente, te ves muy linda con tu coleta. —admitió, Betty se sonrojó. — Pero ahora si, dime la verdadera razón por la que tu cabello oculta la mitad de tu rostro. —pidió serio.

La rubia se sorprendió, aunque quisiera mentirle no podía, él siempre le había dicho la verdad que le parecía injusto ocultarsela. Pero otra parte le decía que nadie necesitaba saberlo, a nadie le importaba lo que le sucediera a ella.

— La clase va a comenzar. —avisó apuntando al profesor, Billy se aguardó las ganas de saber.

Después de media hora no pudo más y la volvió a mirar.

— Oye... —llamó. — Puedes contarme todo. —comentó gentilmente.

— Lo sé, es sólo que... —negó para no contarle. — Es algo privado.

Volvió la vista a su libreta y continuó escribiendo lo que anotaba en la pizarra. — ¿Qué te sucedió en el rostro, Betty? —esa pregunta la dejó congelada, lo miró sorprendida.

— ¿Q-qué? —preguntó nerviosa.

— Te pasó algo, lo sé. Verónica me lo contó antes de entrar a clases. —confesó serio.

Betty frunció el ceño, tenía enojo en ese momento. Le dijo la verdad a la morena porque pensó que guardaría su secreto.

— ¿Eso hizo? —preguntó con molestía, el castaño asintió. — Me largo. —avisó tomando su mochila.

Se apresuró a caminar hasta la puerta cuando el profesor la llamó.