Las lagrimas estan en mi corazón
⊰᯽⊱┈──╌❊╌──┈⊰᯽⊱
El chico estaba siguiendo a Betty por detrás, tratando de detenerla.
— Betty espera. —pidió.
Ésta se giró. — Basta, Jughead, ya viste que no funcionamos juntos. —soltó harta.
Él tomó sus manos. — Si lo hacemos, Betts, claro que podemos y lo hemos sido por tiempo ya. —recordó. — Por favor, sólo... No quiero terminar
—suplicó avanzando más.— Casi te engaño. —recordó arrepentida, tenía su cabeza gacha.
— No me importa, Betts. —llevó su mano a una de sus mejillas haciéndola voltear a verlo. — Tú casi lo hacías pero no fue así, me perdonaste cuando te engañé, yo debo hacerlo. —arregló el caso.
Betty apretó los ojos para abrazarlo fuertemente. — Gracias. —soltó mientras algunas lágrimas caían por sus mejillas.
— Te amo.
— Y yo a ti. —asintió aún en su pecho.
Jughead se apartó de ella para tomarla de los hombros y mirarla fijamente al rostro. — Sólo prométeme que no volverá a suceder algo así. —pidió, la rubia asintió limpiándose con su brazo la cara.
Trás eso la volvió a abrazar, aunque se sentía egoísta al hacer que no terminarán sólo para hacerlo después en lo que se supone que sería el final para iniciar una vida juntos fuera de Riverdale, pero lo hacía sentir mal todo eso y verla así. La amaba lo suficiente como para acabar eso antes del tiempo indicado.
— Vayamos a clase. —soltó Jughead aún abrazándola.
Betty se separó para asentir, y así ambos se dirigieron a su siguiente clase la cual compartían.
Así pasaron el resto de la semana, donde ambos se mantenían juntos en cada momento, pero siempre el pelinegro se la pasaba distraído en su propio mundo.
Ya era 30 de abril y aún no descubrían nada de la desaparición, no sabían nada del caso del suicidio ni nada de Archie todavía.
No lo harían al menos que entraran a las casas de los alumnos, porque la pareja había llevado dos de los cuerpos hasta el sótano del Jughead, donde los tenían como colección, y pronto entrarían más.
Verónica llegó hasta la rubia, estaba investigando sobre ella. — Hey, B. —saludó a sus espaldas.
— Hey. —regresó Betty con una sonrisa girando sobre sus talones para verla.
— ¿Estás bien? —preguntó haciéndola confundir.
— ¿Por qué lo preguntas? —alzó las cejas burlona, no sabía de qué hablaba.
Verónica suspiró. — No te he visto como antes, has estado muy mal. —comentó preocupada. — Todo eso empezó desde la pijamada, dijiste que sólo estabas mal por la noche. —recordó.
Betty se quedó helada al oír a su amiga decir eso, ya sabía a dónde iba está conversación. — Estoy bien, en serio. —le aseguró. — Sólo que este tema de las desapariciones me tiene... Algo nerviosa. —mintió.

ESTÃS LEYENDO
ðð ð ðð¢ð¥ð¥ðð ððšðŠððšð§ð ð ðšð« ððšð®
MystÚre / ThrillerððððððððÌð "ððððð ð". ðð¶ð¯ð¿ðŒ ð±ðŒð; ððœ ð ðððððŒð» ððððŒðâðŒ ðœðâ ððð. ð°ðŒðºðœð¹ð²ðð®ð±ð® ¿Qué harÃas si averiguas los planes siniestros de la persona a la que amas?, ¿y qué harÃas si esos planes son sol...