Me quedo completamente quieta mientras intento recordar cómo respirar, no puedo hablar y estoy completamente aturdida, mientras sus palabras se repiten en mi mente.
Estoy embarazada, vamos a tener un bebé Peeta.
Un agobiante silencio inunda el ambiente mientras se hacen presentes las expresiones serias en los rostros de la familia de Peeta y de los padres de Amber.
—¿Perdón? —escucho la voz de Peeta.
Miro hacia el frente y veo la incredulidad en el rostro de Peeta, eso es lo que me hace volver a la realidad.
Amber se acerca lentamente a él.
—Estoy embarazada, Peeta —repite ella, con cautela—. Voy a tener a tu bebé.
Peeta niega con la cabeza y frunce el ceño.
—¿De qué hablas? Tú y yo terminamos hace mucho —afirma él—. Además, jamás estuve contigo de esa manera cuando estuvimos juntos. Es imposible que ese bebé sea mío.
Los ojos de Amber se llenan de lágrimas y se cruza de brazos.
—Sabía que dirías eso —susurra con dolor—. Es por eso que no te lo dije antes, porque sabía que ibas a rechazarme y a abandonarme con un hijo que es tuyo.
—¿Por qué dices que ese niño es mío? —insiste Peeta, alterado—. Puede que estés embarazada de alguien más.
La expresión de Amber cambia radicalmente, ahora parece enfurecida.
—¿Por qué estaría aquí si no estuviera segura de que es tuyo? —reprocha ella, alzando la voz—. ¡¿Porqué me tratas como si yo fuera una fácil que se acuesta con cualquier hombre cuando no es así?! ¡¡Yo no planee quedar embarazada!!—grita, mientras varias lágrimas bajan por sus mejillas—. ¡¿Crees que quiero tener el hijo de alguien que no me ama?!
La quijada de Peeta se tensa, parece como si él estuviera a punto de perder la cordura.
—¡Ya te he dicho que es imposible que sea mío! —se exaspera Peeta—. ¡No entiendo porqué insistes en lo contrario!
—¡¡Deja de mentir!! —grita ella, con voz ahogada—. Sabes a la perfección que tú y yo nos seguíamos viendo después de que habíamos terminado nuestro noviazgo —replica, completamente alterada—. ¡Esto es tanto tu responsabilidad como mía! ¡Cuando te acostabas conmigo jamás tomamos en cuenta que algo así podría pasar, pero aquí están las consecuencias! ¡Gracias a ti estoy embarazada!
Espero una respuesta de Peeta, pero él se queda en silencio mientras un ligero eco permanece en la casa a causa de los gritos de Amber.
Peeta se queda callado mientras la mira con seriedad. Él permanece quieto, sin la intención de defenderse o de replicar por lo que ella ha dicho.
Su silencio sólo me indica que todo lo que ella ha dicho es cierto.
Siento que pierdo el equilibrio por un momento, pero vuelvo a recuperarlo antes de caer al suelo.
Intento desesperadamente quitar la sensación de asfixia que me impide respirar con normalidad y hago el mejor intento para no enloquecer cuando aparecen en mi cabeza las imágenes de ellos dos estando juntos.
Me tortura saber que Peeta la acarició, la besó y la hizo suya de la manera en que él lo hace conmigo.
Pensar en todo eso hace que esté a punto de enloquecer de la furia y del dolor.
—Amber, por favor, deja de... —comenta Peeta, pero el padre de Amber se pone de pie y se acerca a él, completamente furioso.
—¡No voy a soportar que su hijo trate de esta manera a mi hija! —interviene el padre de Amber, con el rostro enrojecido por la furia, mientras mira a los señores Mellark—. Creí que tu hijo era mejor hombre y que tenía valores.
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Nuestro Secreto
FanfictionKatniss y Peeta nunca fueron seleccionados para Los Juegos del Hambre. Es curioso cómo a veces una simple acción puede cambiar por completo la vida de alguien. Los papeles con sus nombres escritos jamás salieron de esa urna que condena cada año a lo...