Capitulo 40

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Ha pasado una semana desde el levantamiento que hubo en el distrito.

Una semana desde aquel enfrentamiento en donde lamentablemente hubieron muchos muertos y heridos.

Esa pelea que hubo entre los rebeldes y los agentes de la paz ha provocado que la tensión en el distrito haya aumentado considerablemente, al grado de que la situación incluso se ha vuelto peligrosa para los que vivimos aquí.

Al principio parecía que el movimiento rebelde estaba teniendo ventaja sobre los agentes de la paz, realmente parecía que aquella pelea iba a resultar existosa. Incluso los agentes parecían abrumados por la multitud de personas que luchaban contra ellos.

Conforme caían los agentes de la paz, los rebeldes se adueñaban de sus armas y nació la esperanza de que lograran avisar a los distritos y derribar el gobierno del Capitolio. Sin embargo, poco tiempo después empezaron a llegar miles de agentes de la paz y atacaron sin piedad a los rebeldes.

Se hizo un caos absoluto, las personas a penas y pudieron llegar con vida a sus casas. Los agentes tardaron menos de cuarenta y ocho horas en someter la ciudad.

Después de que los agentes de la paz consiguieron retomar el control del distrito, se encargaron de arrestar a todos los rebeldes que lograron atrapar y los ahorcaron en la plaza.

Nos aislaron por una semana, sin comida, ni carbón y sin poder salir de casa. Por fortuna, días después se dió la orden de volver al trabajo.

Mi madre y Prim han estado viviendo con nosotros desde entonces. De hecho, fue Peeta quien les propuso que se quedaran en nuestra casa hasta que se calmen las cosas.

Aquello me pareció una excelente idea, porque de esa forma pude sentirme más tranquila y no tuve que estar preocupada por lo que pudiera pasarle a mi hermana o a mi madre. Es cierto que estuve más tranquila estando con ellas, pero sin duda lo más difícil fue intentar que la comida que había en casa nos alcanzara a todos.

A pesar de que ya nos autorizaron ir a trabajar, los ciudadanos no tenemos permitido pasear libremente por el distrito. Solamente podemos salir a comprar algunas cosas, y nada más nos dejan pasar tiempo limitado en el exterior de nuestras casas.

Además de que no podemos salir tan seguido de casa, el nuevo comandante de los agentes de la paz ha impuesto nuevas medidas que definitivamente han aplastado los inicios de una posible rebelión. Hay nuevas renovaciones en la plaza, muchos más postes para latigazos, horcas y otros varios aparatos de tortura que no había visto antes.

Estoy segura de que esta derrota ha sido muy dura para el distrito y todos estamos pagando las consecuencias de ello.

Es cierto que desde los Juegos del Hambre de hace unos años, cuando se rebelaron los padres de un chico, se notaba el descontento en el distrito. De hecho, siempre ha existido, pero lo que cambió desde entonces fue que ya no les bastaba con hablar, que la idea de entrar en acción para rebelarse pasó de deseo a realidad.

Hazalle vino hace unos días para conseguir más ungüento para sus manos, y nos contó que la pasaron muy mal durante el encierro y que el hambre realmente hizo estragos en su familia, pero que afortunadamente todos sus hijos se encuentran bien.

Ella nos platicó que Gale y Rory estaban al tanto de lo que iba a pasar ese día en la plaza, porque llevan planeándolo en las minas desde hace varios meses.

Ella nos contó que Gale no se encontraba presente en el altercado, porque él y otros hombres se dirigieron al centro de comunicaciones para someter y obligar a esos trabajadores a que siguieran transmitiendo lo que sucedía en la plaza para que todo Panem viera la manera en que nuestro distrito decidió revelarse.

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