Capitulo 39

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Termino de lavar los trastes y cierro la llave del grifo. Busco con la mirada si hay alguna otra cosa que tenga que lavar, pero por fortuna no encuentro nada.

Seco rápidamente mis manos y me dirijo a la recámara.

Me visto y después me acerco al espejo que está colgado en la pared para trenzar mi cabello.

Cuando termino, no puedo evitar bajar la mirada hacia mi redondeado vientre de cinco meses de gestación. Al igual que todos los días, levanto mi blusa para poder mirarlo y contemplar lo mucho que ha crecido el bebé.

Aún no sé cómo será mi hijo o que será, pero ya siento un vínculo muy poderoso que me une con él a pesar de que no lo conozco físicamente.

Acaricio mi vientre suavemente mientras sigo mirándolo.

Aún es pronto pensarlo, pero me parece demasiado descabellada la idea de que en algunos meses Peeta y yo vamos a estar cuidando de nuestro bebé.

Vuelvo a cubrir mi vientre con la blusa que tengo puesta y me dirijo a la sala.

Salgo de la casa y de inmediato me recibe el cálido clima de la primavera. Camino con calma por la zona de comerciantes mientras los rayos del sol calientan mi piel.

Echaba de menos esta clase de calor que sólo la primavera puede ofrecer. Esta sería una excelente tarde para ir al bosque, pero tendré que conformarme con disfrutar de este cálido clima aquí en el distrito.

Llego a la Veta y recorro varias calles hasta que llego a la casa de mi madre.

Cuando entro, veo que Hazalle y Gale se encuentran en el comedor. Dejo de mirarlos y me doy cuenta de que Rory hace algunas muecas de dolor mientras mi madre y mi hermana enjuagan con cuidado la gran quemadura que tiene en el brazo derecho.

—¿Qué ocurrió? —pregunto preocupada, y me acerco a ellos.

Gale y Rory voltean a verme, al estar más cerca de ellos me percato del polvo de carbón que cubre sus rostros.

—Hubo un accidente en las minas —responde Hazalle, evidentemente angustiada—. Y Rory resultó herido.

—Afortunadamente no es grave —comenta mi madre con tranquilidad, mientras seca la herida con un pedazo de tela de venda—. La quemadura es grande pero no es tan profunda.

Volteo a ver a Gale, quien parece preocupado.

—¿Fue una explosión? —le pregunto.

Él no voltea a verme, sólo se enfoca en mirar a su hermano con atención.

—Si, hubo una pequeña explosión en las minas y Rory estaba cerca —suspira—. Algunos compañeros me ayudaron a traerlo con tu madre.

Nos quedamos en silencio y ambos nos concentramos en prestarle atención a Rory mientras mi madre y Prim limpian su herida.

De reojo, veo que Gale me mira y después sus ojos grises miran mi vientre con detenimiento.

No logro interpretar su mirada, pero su gesto me hace sentir bastante incómoda porque no parece dispuesto a dejar de observar esa parte de mi cuerpo dónde se encuentra mi bebé.

Me cruzo de brazos para intentar cubrir mi vientre, como si de esa manera pudiera protegerlo de la mirada poco amigable de Gale.

Hazelle se acerca a mí, me sobresalto cuando siento que pone su mano sobre mi barriga abultada.

—¿Cuanto tiempo tienes? —pregunta, con una leve sonrisa—. Tu bebé ha crecido bastante.

—Tengo cinco meses —respondo incómoda.

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