Al igual que las noches anteriores, me despierto a pesar de que aún es demasiado temprano para levantarme.
A través de la oscuridad, miro la cuna, y logro distinguir a mi bebé durmiendo plácidamente mientras su pancita sube y baja rítmicamente.
Dejo de mirarla a ella y observo la cama vacía que está a unos metros de mí, donde dormían mi madre y Prim.
Ellas decidieron regresar a su antiguo alojamiento pocos días después de que Peeta volvió, que fue hace unas semanas.
Debo admitir que las echo de menos, me acostumbré demasiado a que estuvieran viviendo conmigo. Sin embargo, soy muy feliz de poder tener finalmente a Peeta conmigo.
Me giro sobre la cama y veo que Peeta se encuentra sentado sobre el colchón, con las manos cubriendo su rostro.
Me siento con cautela y acaricio suavemente su espalda. Él se sobresalta un poco, pero voltea a verme.
—Deberías dormir —susurra—. Estoy bien.
Lo miro, y por la perturbación que hay en sus ojos, sé que no se encuentra bien.
Hay ocasiones como esta, en que los horrores de la guerra lo atormentan por las noches. Pero él nunca me despierta para que pueda ayudarlo con las pesadillas.
Es por eso que aveces me despierto, para asegurarme de que él esté durmiendo tranquilo. Y cuando no es así, intento calmarlo y recordarle que está a salvo.
Peeta siempre se niega a describir los terrores que lo atormentan, y no lo obligo a hablar para que no reviva esos recuerdos tan horribles.
Él sólo me ha contado que fue testigo de muchas muertes y de muchas personas heridas, pero se niega a darme detalles.
—Ven —murmuro—. Acuéstate.
Él asiente con la cabeza y se recuesta junto a mí.
—Ven —repito, y tomo su brazo.
Hago que recueste su cabeza en mi pecho, y acaricio su cabello rubio. Él pasa su brazo por mi cuerpo y me abraza.
—Todo está bien —le susurro—. Estás a salvo, estás conmigo y con Willow. Ya se ha acabado la guerra, por fin somos libres.
Dejo un beso en su cabeza, y continúo acariciando su cabello.
Aún me cuesta creer que el movimiento rebelde consiguió vencer al Capitolio, y que ahora el viejo gobierno de Panem ya no tiene ningún poder sobre nosotros.
Hace unas semanas, cuando Peeta volvió, nos dieron la noticia de que el movimiento rebelde triunfó sobre el Capitolio.
Somos libres al fin.
Algo que ni siquiera pude imaginarme cuando vivía en el 12.
Aquello era una posibilidad tan remota, tan imposible, que ni siquiera me atreví a pensar en algo así alguna vez. Pero es cierto, la guerra finalmente ha terminado y todos los que formaron parte del combate contra el Capitolio ya ha regresado con sus familias. Entre los soldados que sobrevivieron y regresaron al 13, estaban los hermanos de Peeta, al igual que Rory y Vick.
Pasó bastante tiempo hasta que anunciaron a la persona que va a encargarse de gobernar la nación. Aquí en el 13 se especulaba que sería la presidenta Coin, pero hubo una elección entre algunas personas del nuevo gobierno y eligieron a alguien llamada Paylor, que era comandante del Distrito 8.
—Tuviste una pesadilla. ¿Cierto? —murmuro, sabiendo de antemano la respuesta.
Él sólo asiente con la cabeza.
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Nuestro Secreto
FanfictionKatniss y Peeta nunca fueron seleccionados para Los Juegos del Hambre. Es curioso cómo a veces una simple acción puede cambiar por completo la vida de alguien. Los papeles con sus nombres escritos jamás salieron de esa urna que condena cada año a lo...