Capítulo 6

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Casi no pude dormir anoche por andar pensando en lo que me dijo Gale. Él quiere que estemos juntos, pero no logro comprender del todo porqué.

Su propuesta ha salido de la nada. Jamás ha mostrado interés por mí, y ahora resulta que tengo que decidir entre él y Peeta.

¿Por qué lo ha ha hecho?

No es justo que tenga que elegir entre dos personas que me importan, y que tenga que alejarme de uno de ellos.

Lo detesto por hacerme esto.

¿Qué le diré a Peeta?

Hoy no me veré con él, pero he tenido que venir a la ciudad para darle algunos de los conejos que atrapé.

Casi desde que nos conocimos, hicimos un acuerdo. Le doy carne fresca de conejo o ardilla a cambio de pan. Es casi lo mismo que hago con el panadero, pero la diferencia es que Peeta aveces me da de esos deliciosos panecillos de queso.

Toco la puerta de la cocina, y por fortuna él es quien me abre.

Me sonríe, se limpia las manos llenas de harina en el mandil blanco, y se acerca a mí.

—Hola —doy un respingo al sentir que me besa la mejilla—. ¿Qué haces por aquí?

Volteo un momento al percatarme de que varias mujeres que pasan cerca nos miran extrañadas, y me incomoda ver que comienzan a murmurar entre sí.

Ahora entiendo cómo es que Gale se enteró de que me veía con Peeta en el bosque. Parece ser que en este distrito los rumores se esparcen rápido.

Doy un paso atrás para alejarme un poco de él, esperando inútilmente que las personas a nuestro al rededor no se den cuenta de que él yo somos tan cercanos.

Lo último que necesito es que Gale se entere de que también me veo con Peeta en público. Todo se complicaría aún más.

—Oh, ya veo —distingo decepción en su mirada—. Al parecer todo sigue igual que antes.

Lo miro confundida.

—¿Ahora vas a actuar cómo si sólo acabarás de conocerme? —frunce el ceño.

Él espera que se lo explique, pero no lo hago.

—¿Por qué me tratas como si fuéramos desconocidos?

—Es sólo que... —intento decir algo. Lo que sea, pero no me sale nada de la boca.

—¿Por qué insistes en alejarme? —pregunta, evidentemente dolido—. Lo que en realidad te preocupa es que Gale te vea conmigo, ¿no es cierto?

Por alguna razón, al escucharlo mencionar a Gale, siento que el calor me sube a las mejillas.

—Sabes que no es verdad —me defiendo—. Él es mi amigo, y...

Bufa.

—Por favor, no me digas que es sólo un amigo —dice, con cierta amargura—. No mientas. Finges que no sientes nada por él, pero sé que es todo lo contrario.

Me mira, y algo dentro de mí se estruja. Jamás creí que esos ojos azules tan llenos de calma, pudieran verme de manera tan fría como ahora.

—Sólo sé honesta, ¿enserio podrías llegar a corresponderme? —pregunta, dolido—. Sé sincera. Tú eres todo lo que quiero, pero por la manera en que actúas... Pareciera que no tengo ninguna oportunidad contigo.

Se me forma un nudo en la garganta, per aún así hablo:

—Dijiste que esperarías por mí, hasta que estuviera lista. No ibas a presionarme.

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