Bang Chan tenía el pensamiento de ser una carga para sus amigos, de dar pena. Motivo que lo llevó a una página y pagarle a cualquier persona que se diera el tiempo de leer sus problemas y ahogos.
Layla necesitaba dinero para costear los tratamientos...
Christopher dejó el chat abierto esperando una respuesta, cada vez que la pantalla se iba apagar él tocaba cualquier parte de esta para que siguiera prendida.
—Chris, ¿Por qué no estás con Félix? —Se acercó Lily dónde estaba él. En el pasillo fuera de un salón.
—Él fue a Perth, volverá dentro de dos semanas. —Guardó su celular en su bolsillo para prestarle más atención a la chica.
—Ya veo, ¿Quieres ir a comer? Tenemos una hora libre y hay un restaurante coreano cerca.
Lily era su compañera de carrera, el primer año no habían socializado mucho, el segundo habían comenzado una ligera amistad y ahora terminando el primer semestre de su tercer año podría decirse que eran buenos amigos. No a comparación como Félix y Chris, pero si tenían una buena relación.
—Sí, vamos.
Ambos habían compartido juntos mayor parte del día, también habían aprovechado eso para hablar de muchas cosas que no sabían del otro, por ejemplo, que Chris ahora tenía una amiga por internet.
—¿Por qué lo preguntas? —Cuestionó el chico mientras tomaban asiento en un puesto—. Siempre estoy con mi celular, no específicamente esperando el mensaje de alguien.
—Sí, pero ves la pantalla y luego la bloqueas, no creo que tengas duda de qué hora es cada treinta segundos. —Se rió, pero sin fin de burlarse de una mala forma.
—Umm, tengo una amiga de internet, estaba esperando su respuesta.
—No sabía que hacías amistades así. —Sonrió.
—Yo tampoco. —Se rió y el mesero comenzó acercarse a su mesa—. Fue algo bastante reciente.
La castaña sonrió en respuesta y pidió dos platos de haemul pajeon una comida muy famosa en Corea y en el resto del mundo.
Esta comida o más bien tortita consistía en mariscos, podía no sonar muy agradable pero era un platillo delicioso. La base era la tortita de vieiras, y por lo general venía aderezado con una combinación de gambas, calamar, almejas, ostras y mejillones, también acompañada de salsa de soja.
El mesero asintió y dejó pequeños platos de banchan, platillos que se servían como entrantes para la espera de la comida más pesada, por lo general también era gratis.
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