Cap 44. Verdad o reto

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Layla

Bajé las escaleras apenas mirando cada escalón, en cualquier momento me iba a caer pero el sueño seguía en mi cuerpo.

—Hola hija. —Saludó mi mamá y mi hermano estaba al lado.

—Buenos días, ¿Ya comieron?

—Sí, ¿Tú prepararás el desayuno a Félix y Lina?

—Sí, Lina sigue durmiendo luego iré a ver a Félix.

—¿Y luego qué harán? —Cuestionó mientras comía frutas picadas.

—Saldrás con tu novio. —Aseguró mi hermano y reí. Incluso él se acordaba más de mi soltería que yo misma.

—Preséntamelo que no lo conozco. —Le seguí la broma, aunque mi hermano posiblemente no estuviese bromeando.

—Allá. —Señaló la habitación de invitados, dónde se estaba quedando Lix.

—Uh, mal ahí, es solo mi amigo. —Reí.

—¿Irán a algún lugar? —Volvió a preguntar mi mamá.

—Yo sí, Noah me ha conseguido un trabajo por unas horas pero es en la tarde, no te preocupes. —Sonreí. A mi mamá no le gustaba que trabajara para ayudar a costear las radio y quimioterapias, la entendía, debía ser fatal pensar que tu hija de dieciocho años pagaba con su dinero una parte de esto, pero por otro lado ni siquiera era un tercio del valor total. Agregando que ella decía poder costear pidiendo dinero al banco o algo así, pero eso solo acumularía más deudas y no parecía tan malo después de todo, el estrés era mayor pero podía organizar mejor mis tiempos al saber que este era limitado.

—No te sobrecargues mucho.

—Tranquila, tú deberías descansar y estar con la mente positiva y fresca para el lunes.

—Lo estaré.

Mi hermano sabía del cáncer de mi mamá, al principio no sabíamos como contarle y explicarle que era una enfermedad terminal, pero hallamos las palabras, también apelando al hecho que si bien lo peor era la muerte también podías recuperarte de esta fácilmente -dentro de lo que se denomina fácil en el cáncer- si actuabas a tiempo.

Después de hablar unos minutos con mi mamá y hermano, subí a mi habitación al igual que ellos cada uno dirigiéndose a la propia.

—Pensé que estabas durmiendo. —Hablé cuando vi a mi amiga con los dos ojos abiertos.

—Tu hermano se estaba riendo, desperté.

—Vamos a desayunar.

—¿Y después qué hacemos?

—¿Ver películas? ¿Jugar verdad o reto? No lo sé, ya veremos.

—Okey, entonces me iré tarde. —Rió.

—Uh, debo ir al cumpleaños de la prima de Noah, me pagarán por hacer de payaso.

—¿Es joda, cierto?

—¿Parece que estoy jodiendo?

—No puede ser. —Comenzó a reír—. Debo verte vestida de payaso y moriré feliz.

—Tú solo me haces bullying.

—O sino no hay amistad.

Ambas bajamos las escaleras y llegamos a la cocina, no quería hacer algo muy elaborado ni pesado, agregando que eran las once de la mañana y el almuerzo por lo general era a las dos.

Sugar Daddy » Bang ChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora