—¿Y si no se ríen? —Preguntó Layla con cierta preocupación.
—Haz el ridículo. —Aconsejó Noah despreocupado. Su amiga solo veía el disfraz de payaso con cierta pena.
Voy a ser el payaso menos chistoso de la historia, pensó.
—¿Cuántos niños son?
—Mmh, quince, veinte... Treinta, quizá.
—Maldición. —Susurró y Noah rió—. Se reirán de pena.
—Hey, tranquila. No puede ser tan malo.
[...]
—No era tan malo ¿Viste? —Comentó Noah mientras se quedaba al lado de su amiga.
—Creí que debería hacerlos reír.
—Pero los perros de globo te salen bien. —Halagó.
Layla hizo el nudo a uno de los últimos globos y de una punta lo dobló y comenzó a girar para hacer las patas del perro.
—De chica amaba hacer estas cosas, siempre quería aprender manualidades o ese tipo de cosas.
—Me doy cuenta. —Rió. Luego de una hora todos los niños estaban cansados de tanto jugar, eran un poco más de las siete de la tarde y el cumpleaños terminaría en unos minutos más.
—No hay cumpleaños sin torta ¿Verdad? —Habló una mujer llegando con lo mencionado, en el mismo momento que sonó el timbre de la casa.
—Yo voy. —Susurró Noah a la que parecía ser la mamá de la cumpleañera, el chico desapareció de ahí y las luces automáticamente se apagaron. Todos los invitados incluidos los adultos comenzaron a cantar la famosa canción, no eran el grupo más armonioso pero al menos la situación era preciosa.
—Layla. —Escuchó un susurro y vió a Félix y Lina a su lado. Antes de salir de la casa les había dicho que podían ir cuando terminara la celebración, y dicho y hecho ahora estaban ahí—. ¿Y algún niño te tiró huevos?
Noah rió, si supiera que todos los niños solo se preocupaban de jugar, pedir globos, reventarlos a los cinco minutos y luego volver a pedir otro, no había mucha ciencia.
Los cuatro adolescentes veían atentos mientras cada niño y adulto recibía su trozo de pastel correspondiente, se veían todos felices y cansados, incluso algunos infantes sudando. Cuando la fiesta recién había comenzado ella y Noah propusieron a los pocos invitados que estaban saltar la cuerda, a medida que iban llegando ambos se alejaron y dejaron a los más pequeños seguir con el juego, y así había durado hasta hace unos minutos.
—Chris me ha dicho que lo llamaras cuando llegues a casa, quiere saber que llegarás bien, le dije que yo estaría contigo pero insistió. —Habló Lee entremedio de todo el ruido.
—Aparte de Sugar se cree tu papá. —Mencionó Lina haciendo un gesto de desagrado.
Es que, sí es mi Sugar Daddy, pensó.
—Luego yo lo llamo. —Respondió la chica a Félix. Luego -por suerte- como decía Layla los tres no invitados recibieron un pedazo de pastel, saboreando todos los sabores que podían sentir en un solo alimento.
—Ahora quiero dedicarme a la pastelería. —Dijo, claramente, Lee Félix.
—Layla. —Llamó la mamá de Noah con un sobre en mano—. Gracias por esto, los chicos se han divertido mucho.
—No es nada. —Sonrió, aunque al principio no había sabido cómo actuar se lo había pasado de maravilla el resto de la tarde—. Mi hermana está con su hija pero este es el pago. —Extendió el sobre—. Cincuenta dólares. Puedes cambiarte y si quieres quedarte unos minutos más.
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Sugar Daddy » Bang Chan
FanfictionBang Chan tenía el pensamiento de ser una carga para sus amigos, de dar pena. Motivo que lo llevó a una página y pagarle a cualquier persona que se diera el tiempo de leer sus problemas y ahogos. Layla necesitaba dinero para costear los tratamientos...