☘️LIE☘️ [JJK+KTH][TERMINADA ]

60

JiMin se encontraba descansando en la habitación mientras YoonGi y TaeHyung permanecían en la sala. Sung permanecía jugando en la alfombra mientras los adultos tomaban un té.

— Es bueno saber que todo está bien. Pero... No sería bueno que viajemos ahora, no puedo dejarlo solo, lo entiendes, ¿verdad?

— Claro que entiendo, no pienso dejar a JiMin solo en este momento tampoco— TaeHyung respondió. Ambos se regalaron una sonrisa tranquila y después de eso, observaron a Sung jugar muy feliz con su peluche favorito.

— ¿Hablaste con el padre de Sung?— YoonGi le miró esperando su respuesta. TaeHyung asintió.

— JungKook, dijo que debía informarle cuando vuelva— YoonGi asintió a sus palabras y después se dedicaron a descansar un poco, todos habían estado muy asustados.

La noche había llegado y después de depositar a su bebé en la cuna procedió a recostarse en su cama. El viaje lo mantenía bastante nervioso y estaba seguro de que no podría dormir bien como las noches anteriores. Suspiro observando el techo de su habitación, tardaría un poco más en poder enfrentarse a su pasado, pero al menos tenía la seguridad de que pasaría. Tenía que hacerlo, quería dejarse de sentir tan culpable por sus malas decisiones. Se preguntaba si el pequeño lo odiaría, imaginarlo le dolía demasiado, aún sabiendo que el pequeño tenía todo la razón.

Algunas lágrimas se habían acumulado en sus ojos imaginando que el pequeño no lo perdonaría jamás. No supo en que momento durmió, pero una sensación muy extraña se apoderó de él. Estaba asustado. Se levantó de la cama y escucho el llanto de su bebé, fue hacia su cuna, pero no estaba allí. Eso lo desespero aún más y fue en busca suyo escuchando que el sonido del llanto estaba cada vez más cerca.

Lo vio en la sala y aunque eso lo debía haber tranquilizado, no lo hizo. JungKook lo tenía en sus brazos y lo observaba con molestia.

— ¿Que está pasando?— preguntó con voz temblorosa. JungKook dio un paso atrás y él trato de acercarse, pero no podía moverse.

— Me llevo a mi hijo. No quiero que este con alguien como tú. No quiero que lo abandones como al anterior. No permitiré que te le acerques nunca más.

— N-no... Dame a mi hijo...

— No. De ahora en adelante ya no tienes hijos... Deja de preocuparte, si nunca lo quisiste yo me haré cargo, no quiero que lo dejes en el parque donde siempre juega, a su suerte como si no fuera nada...

— No, por favor... Yo no haré eso... De verdad lo lamento. Por favor, dame a mi hijo...

— También quisiste hacerlo, no te mientras. Deseabas no tenerlo, deseabas que no hubiera nacido. Ya no te preocupes más. Despídete de él... Es la última vez que lo verás, te estás librando de él como el anterior, se muy feliz; es lo que querías cuando abandonaste al primero, ¿no?— JungKook le regaló una sonrisa ladina antes de acercarse a la puerta, solo podía escuchar sus pasos y la risa de su pequeño. No. Él no quería que pasara, grito, pero no fue escuchado, le pidió que volviera, pero la puerta se cerró. Y no podía hacer nada.

— No!, Por favor, JungKook!. No te lleves a mi hijo. JungKook!, Sung-ah!— grito con fuerza. Abriendo sus ojos y dándose cuenta que todo había sido un sueño, su respiración era acelerada y su cabello estaba húmedo debido al sudor. Se levantó con rapidez acercándose a su bebé. Lo tomo rápidamente a su pecho para calmar su llanto causado por escucharlo gritar.

— Lo siento, amor... Lo siento— repitió, arrullandolo. Se sentó en su cama cuando este se hubo calmado. Y acarició sus rosadas mejillas antes de besarlas. Estaba aterrado por la pesadilla, lo que había sentido. El tenía tanto miedo de que nadie pudiera entenderlo. De que no entendieran que solo había tenido miedo y que no había sabido que hacer, que estaba solo.

Después de dejar al bebé en la cuna se dirigió a la cocina por un vaso de agua y permaneció en la mesa por unos minutos viendo a la nada. Quería enfrentarlo, quería hacerlo, a pesar de que los recuerdos estuvieran allí, a pesar del miedo que tenía, deseaba hacerlo porque aunque lo había entendido muy tarde el bebé no tenía la culpa de nada. No tenía la culpa de lo que paso esa noche. Y quería demostrarlo, demostrárselo a si mismo. Que a pesar de que las cicatrices estaban ahí, él era fuerte.