[Capítulo 51]

28 9 4
                                    

Permanecieron unos segundos abrazados en silencio, Antonio dejando que el demonio se recuperara y este, mientras tanto, pensando en todo lo que tendría que contarle al inglés. Cuando al final decidió separarse miró a su amigo con una leve sonrisa intentando normalizar la situación que, obviamente, no tenía nada de lógica.

- Veo que no pudiste retener a Alfred aquí.

Sus palabras dejaron unas milésimas de segundo al español sin habla, quien empezó a sentirse culpable por no haber logrado hacer la única tarea que le encomendó Arthur. Rápidamente empezó a excusarse algo nervioso y avergonzado.

- L-lo siento por eso, pero es que se despertó de repente, sin saber dónde estaba, y en cuanto me vio se puso a hacerme un montón de preguntas que no podía responder. Al final acabé diciéndole dónde estabas... Aunque al menos sigue sin saber nada de mí.

Los ojos verdes de Antonio acabaron por apartarse de los del demonio, quien seguía mirándole ahora con una sonrisa algo más amplia. Se alegraba de no haberlo perdido a él también, porque si ese hubiera sido el caso no tendría las fuerzas necesarias para enfrentarse después a Alfred.

- Está bien, no te preocupes. No pensé que se fuera a despertar tan pronto. Supongo que mi poder sobre él disminuyó cuando me puse a luchar contra Allen.

Arthur no le dio más importancia al tema y se giró para ir hacia la puerta. No podía perder mucho más tiempo, ya que el inglés debía de estar esperándolo ansioso e histérico. El español, al ver que se alejaba, volvió a volver su vista hacia el otro y lo miró esta vez algo confuso.

- ¿Ya te vas?
- Tengo que reunirme con Alfred.

El demonio abrió la puerta para acto seguido mirar de reojo a su amigo con una leve sonrisa, quien había permanecido en mitad de la entrada todo ese tiempo. Aún seguía algo paralizado por lo ocurrido aquella noche, su cuerpo no reaccionaba todo lo bien que él quería, y prefirió no hacer nada que Arthur no quisiera. No podía evitarlo después de haber visto en aquella visión a su amigo tan descontrolado, transformado por completo y con sangre por todos lados.

- Vendré más tarde en cuanto termine de hablar con Alfred.
- Okay... Aquí estaré, después de todo no tengo nada mejor que hacer.

Antonio le correspondió la sonrisa y el rubio amplió la suya, marchándose después de allí cerrando la puerta tras de sí. Fue a paso ligero hacia la vivienda de los ingleses, ya que no podía volver a usar sus poderes durante un tiempo, sintiendo todo su cuerpo pesado. Estaba seguro de que, si se acostaba en la cama y cerraba los ojos, no se levantaría hasta dentro de una semana. Pero por suerte aún tenía energías para ir hasta la casa de Alfred. Una vez que estuvo frente a la entrada dudó por un instante. Tenía miedo de verlo otra vez ahora que sabía su secreto. Cogió bastante aire por la nariz y lo expulsó todo lentamente por la boca antes de tocar un par de veces a la puerta. Tuvo que esperar poco más de dos segundos ya que el inglés le abrió con rapidez y con una expresión de preocupación en el rostro.

- A-Arthur...

El susodicho no pudo decir nada. Se quedó mirándolo, intentando pronunciar algo mas de su garganta no salía nada. El miedo y los nervios lo habían paralizado por completo. Verlo de nuevo delante suya, aún vestido con su traje de policia ensangrentado por la sangre de Geremy, con sus ojos azules clavados en su persona no le hacían sentirse nada bien. Se sentía demasiado observado, juzgado.

- ¿Pero qué hacéis en la puerta? Déjale entrar de una vez Alfred.

Matthew intervino en la guerra de miradas que estaban teniendo los otros dos para coger del brazo al demonio y hacerle entrar de una vez. Arthur intuyó que debía saber algo, pero desconocía el qué exactamente. En cuanto entró y el de ojos violáceos le soltó, volvió su vista hacia Alfred intentando buscar respuestas que resolvieran sus dudas. Sin embargo, este no se percató de ello o, simplemente, no le quería devolver la mirada. Tuvo que volver a hablar Matthew para que aquel silencio no siguiera a más.

Mundo en CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora