[Capítulo 62]

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Arthur no llevaba ni una hora sentado en su despacho compartido, usando el ordenador para revisar algunos archivos y elaborar otros tantos, cuando uno de los oficiales entró en la habitación atropelladamente.

- ¡S-señor! ¡Ha habido otra explosión!

Hace unos días algo como esto no habría sido nada. Los bomberos habrían ido a apagar el fuego y una patrulla los hubiera acompañado en caso de que fuera provocado por algún pirómano. Pero después de lo ocurrido en la zona S, cualquier accidente relacionado con fuego era motivo para alarmarse. La gente ya empezaba a esperarse lo peor: que toda Londres acabara sumida en las llamas. El demonio frunció levemente el ceño y se levantó de la silla para ir hacia la puerta sin perder más el tiempo. El otro hombre lo siguió una vez que salieron del despacho y continuaron con la conversación por el camino.

- Dónde.
- E-en una vivienda de Bury Street. Los bomberos ya están avisados y ha salido una patrulla.

Arthur se quedó por un instante paralizado, dejando el dedo sobre el botón del ascensor un par de segundos al escuchar la dirección. ¿Ya habían empezado a moverse? No pensó que fueran a volver a atacar tan pronto, pero algo dentro de él le decía que Antonio debía de seguir con vida. Era listo y tenía los medios para salir de algo así con vida. O al menos eso era lo que no dejaba de repetirse en la cabeza al no querer pensar en otra cosa. Cuando las puertas se abrieron, el demonio salió de inmediato del ascensor y fue hacia su coche ignorando los gritos de su subordinado. Debía llegar a su casa lo antes posible para saber que estaba bien. No podía permitirse perder a alguien más en menos de un día.

- Pienso matarlos a todos...

Los ojos de Arthur se volvieron de un color rojo carmesí, provocado por la furia que intentaba controlar el demonio en su interior. Fue a toda velocidad hasta el hogar del español y, en cuanto llegó a su destino, regresó sus ojos a la normalidad y salió del vehículo para ir directamente hacia la puerta en llamas.

- ¡Oye, espera! ¡¿Es que quieres morir?!

El rubio le habría respondido con algún comentario irónico y molesto debido a la situación en la que se encontraba, mas sabía que debía controlarse frente a otras personas. Y más cuando estas eran las que estaban intentando controlar el fuego imparable. Ya casi había consumido toda la casa. El demonio decidió simplemente soltarse del agarre del bombero y lo acribilló con una mirada impaciente y nerviosa.

- Tengo que saber si mi amigo está bien. Yo podría-
- Si entra usted también nos dificultará aún más el trabajo. Espere fuera y deje que nos encarguemos de todo.

Arthur pensó en insultarle, quejarse de su ineficiencia o del trabajo inútil que estaban haciendo los demás policías al no haber podido impedir aquel intento de asesinato. Porque Antonio debía seguir con vida y hubo algo que se lo demostró. Desvió la mirada a la valla que rodeaba la vivienda y pudo ver que empezaba a formarse un pequeño rastro de sangre. Al darse cuenta de aquello dejó de escuchar lo que estuviera diciéndole aquel bombero para seguir las pistas hasta la parte trasera de la casa, donde las marcas se detuvieron. Un segundo después Antonio apareció frente a él algo magullado y sucio por el humo, pero lo que más le importó fue verlo con vida. No le dio tiempo a decirle nada al demonio cuando este lo abrazó con fuerzas, dejando escapar un suspiro pesado muestra de su alivio.

- Sabía que no podías haber muerto...
- Y-ya... Yo aún estoy asimilándolo...

El español obligó al otro a separarse de él, ya que aún estaba recuperándose de la pérdida de oxígeno, y tosió un poco más para expulsar el humo que aún quedaba en sus pulmones. Arthur recuperó su preocupación y lo cogió suavemente de la muñeca tirando un poco de él.

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