Mundo en Caos

[Capítulo 32]

- Entonces... ¿Todos esos puntitos son ellos?
- Sí, parecen estar bien esparcidos por la ciudad... No están cerca entre ellos.

Una vez que Arthur logró recomponerse, se puso de inmediato con la búsqueda de aquellos seres de la destrucción. Antonio fue a por su portátil y le enseñó el programa del que le habló la última vez. Muchos puntos rojos recorrían la ciudad, en aquel momento mucho más lentos o directamente parados ya que estarían todos durmiendo en sus casas o donde fuera que durmieran. Al demonio le costó un poco entender cómo funcionaba aquella cosa, pero lo que le quedó claro es que esas luces brillantes eran sus objetivos.

- Lo bueno es que ya tenemos a tres controlados... Uno de ellos muerto así que...
- Algo menos de lo que preocuparse.

El español rio levemente por unos segundos intentanto liberar la tensión que había en el ambiente, aunque Arthur estaba más pendiente de ver por dónde se movían aquellos puntitos que de fijarse si su compañero se sentía incómodo por algo. Descartando los dos puntos que estaban en la comisaría, el tipo al que mató, y a Gilbert, que estaba de su parte, solo quedaban 4 más. Identificó enseguida cuál de ellos era Luciano debido a que era el único punto que se movía de una punta de la ciudad a otra en cuestión de segundos y lo señaló en la pantalla del ordenador. Ni siquiera de noche se estaba quieto.

- Este debe de ser Luciano...
- Seguro. ¿Podrás con él ahora que sabes por dónde ronda?

Esta vez Antonio lo miró con cierta curiosidad y preocupación, ya que todo aquello podía salpicarle y de la peor manera. Arthur se mantuvo un momento en silencio pensándolo. No era fácil dar con él y menos perseguirlo cuando él podía crear portales de la nada, dándole igual que le vea todo el mundo. Si no hubiera nadie a su alrededor, el demonio podría perseguirlo sin problema pero no podía dejar que la gente lo viera como lo que verdaderamente era. Frunció un poco el ceño y miró de reojo a su acompañante.

- No lo sé... Me gustaría matarlo pero parece que es el que más información tiene sobre su jefe, y pillarlo vivo es más complicado.
- Ya, entiendo... Oh no...

El español, de repente, puso una expresión llena de asco y apartó la mirada a otra parte, como si se lamentara de lo que acababa de pensar. Mientras tanto, Arthur lo miraba confuso al no saber qué era lo que le pasaba, esperando a que le diera explicaciones, cosa que esperó durante unos segundos.

- Se me ha ocurrido una idea para intentar atraparlo pero no me gusta nada...
- ¿Por qué? A ver, cuéntame.

Antonio dudó por un instante pero se obligó a hacerlo. Dejó salir un largo suspiro y regresó los ojos de nuevo hacia el demonio para mirarlo algo nervioso.

- Esto... Luciano parece querer... Conmigo... Cada vez que viene... P-pero obviamente lo evito, así que-
- No me estoy enterando de nada.

El español bufó molesto al tener que ser más específico, cosa que no quería hacer ya que de solo pensarlo le daba náuseas, y volvió a desviar la mirada a otra parte para terminar de explicarle lo que quería decirle.

- L-Luciano quiere enrollarse conmigo. Podríamos usar eso como distracción para que puedas cogerlo y encerrarlo...
- Oh... Ya veo...

Arthur lo miró esta vez algo sorprendido al escuchar aquello, aunque de Luciano se esperaba algo así. Sin embargo, aunque la propuesta sonase muy tentadora, no quería que Antonio se arriesgara tanto.

- Puede que salga bien o no... ¿Estás seguro de ello?
- Claro que no, si por mi fuera no dejaba que ese degenerado pusiera ni un solo dedo encima mía. Pero tengo más ganas de verlo encerrado así que...

El español regresó su mirada al demonio, quien seguía mirándolo algo preocupado hasta que vio la determinación en los ojos verdes de Antonio.