[Capítulo 7]

100 15 20
                                        

Llegó a lo que era su nuevo hogar, un lugar desértico y frío donde nadie se atrevía a pasear. Aquel barrio de nuevo. Pero no era diferente al infierno, por lo que no le molestaba. Acabó estableciéndose en uno de los callejones para poder sentarse y descansar un poco, y se puso a pensar en lo que había pasado esa mañana. Se unió al cuerpo de policía, conoció a un chico al que prometió hablar con su padre, ahora muerto por culpa de uno de los monstruos, y aún seguía sin saber por qué estaba pasando todo eso. Aunque, por alguna razón, lo que más le preocupaba en ese momento era el cómo le diría a aquel muchacho que su padre también había muerto. Le preocupaba porque se veía reflejado en él, un niño sin nadie a su lado. Por eso pensaba encargarse de él de alguna manera. No iba a dejarle pasar por lo mismo que pasó él.

- Sabía que no eras humano.

De repente, una voz le hizo levantarse de golpe y miró a ambos lados, intentando encontrar al responsable. Pero no le hizo falta buscar mucho ya que ese individuo se presentó ante él entrando en el callejón con una sonrisa, satisfecho al ver que no se equivocaba. El aspecto demoníaco de Arthur se lo aclaraba todo. El demonio preferiría estar siempre en su forma humana, para que nadie lo viese así como acababa de pasar, pero requería mucha energía mantenerse normal, humano. Este frunció el ceño al darse cuenta de quién era y apretó los puños reprimiéndose.

- Tú...
- Sí, soy yo. Kesesese~

El albino rio de forma extraña y, sin esperar ni un segundo más, el demonio le lanzó una especie de lanza afilada hecha de las piedras que había por el suelo gracias a su magia, la cual le atravesó el pecho sin problemas. Aunque, en vez de desplomarse en el suelo, simplemente desapareció.

- Qué impaciente... ¿Creías que vendría en persona para hablar contigo?
- Tss...

De nuevo escuchó su voz por los recovecos del callejón, sin saber exactamente de dónde venía. Empezaba a molestarle aquel hombre. Odiaba su poder. Al ser clones no podía usar su poder para localizarlo. Necesitaba que fuera su cuerpo verdadero, que estuviera allí en persona.

- Aquí atrás amigo~

Arthur se volteó de inmediato y pudo ver al albino a unos metros de él, sin un rasguño o herida. Supuso que ese sería otro de sus clones, por lo que esta vez se limitó a mirarle sin hacer nada.

- ¿Quién eres?...
- Me alegra que lo preguntes~ Me llamo Gilbert, ¿y tú?

El demonio estuvo unos segundos replanteándose la respuesta. ¿Debía decirle la verdad o no contarle nada directamente? Aún no sabía todo lo que podía hacer aquel hombre. Y, debido a su tardanza, el susodicho suspiró un poco y se cruzó de brazos mientras miraba a Arthur calmado.

- Por decirme tu nombre no va a pasar nada hombre.

Al final acabó cediendo y se dejó llevar por la conversación. Tal vez esta era la oportunidad que estaba esperando, y podía sonsacarle algo.

- Me llamo Arthur...
- Pues un placer Arthur~ Es-
- ¿Cómo conseguiste esos poderes?

Ante su pregunta, el de ojos rojizos deshizo su sonrisa por unos segundos para volver a formar otra de satisfacción. Al no poder morir, hablaba con total tranquilidad y libertad. Sabía que podía hacer lo que quisiera con Arthur ya que no iba a perder la oportunidad de hablar con uno de los "bendecidos" con poderes.

- Veo que no te vas a andar con rodeos... Entonces yo tengo otra pregunta para ti, señor demonio.

Gilbert decidió acercarse un poco más a él y, como pensó, el demonio no se movió ni un centímetro de donde se encontraba. No dejaba de mirarle fijamente, como si estuviera analizando cada uno de sus movimientos. El albino acabó poniéndose frente a él, dejando entre ellos poco espacio, mientras no despegaban la mirada el uno del otro.

Mundo en CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora