- Oh genial, más ayuda~
A pesar de estar en una complicada situación, y de no conocer de nada al demonio, actuó extrañamente alegre, amable y energético. Soltó su mano después del saludo y comenzó a andar.
- Sígame, le pondré al día.
Arthur no dijo nada más y lo siguió, siendo observado por el camino por todos los demás policías con los que se iban encontrando. Sus miradas curiosas lo molestaban, odiaba ser el centro de atención. Aunque tal vez no se tratase por ser él, sino por estar con Alfred. Era el jefe allí, y era normal que los demás le tuvieran respeto y, de alguna forma, miedo. Aún no sabía nada de él ni conocía sus costumbres, pero ya tendría tiempo de hacerlo en el tiempo que estuviera allí. Llegaron a la puerta de su despacho y Alfred dejó pasar primero al demonio una vez que la abrió. Sin mediar palabra alguna entró, seguido del otro que cerró la puerta una vez dentro, y cada uno se sentó en su respectiva silla: Alfred detrás del escritorio y Arthur frente a él.
- Bueno... Como ya sabrás soy el que controla todo por aquí, Alfred Jones.
Alfred le dedicó otra pequeña sonrisa antes de darle a un botón del aparato electrónico que aún desconocía el demonio, pero que podía controlar a su favor. Ver tanta tecnología extraña le estresaba, tenía que ponerse al día con todo lo que le rodeaba.
- Ahora le toca a usted presentarse y explicarme qué hace aquí.
El demonio se quedó unos segundos en silencio mirándolo, pensando las palabras que le diría, hasta que al fin logró soltarlas. A pesar de su rostro sonriente, mostraba cierto aire de seriedad. No debía subestirmarlo.
- Soy Arthur Kirkland, jefe de policía de Glasgow. Me han enviado aquí para ayudar a eliminar a todas las bestias.
¿Por qué Glasgow? Fue la primera ciudad que se le vino a la mente, ya que su padre era de allí. Alfred apartó un momento su vista para llevarla al aparato electrónico y buscó algo en él. Estuvo leyendo por unos segundos hasta que quedó convencido y regresó los ojos al supuesto policía escocés. La ficha que había inventado el demonio era suficiente para engañar a los policías de allí.
- Pues bienvenido a Londres~ No va a ser tarea fácil, pero cuantos más seamos mejor. La unión europea aún no se decide en ayudarnos o no, así que por ahora seguimos solos en esto.
Hizo una breve pausa para buscar otra cosa en aquella máquina y cuando encontró lo que quería, esta vez le habló sin mirarle directamente. Por sus palabras Arthur pudo entender que aquel fenómeno sólo estaba pasando en Inglaterra.
- Durante estos 6 años, como ya sabrás, han estado apareciendo seres extraños por todo Londres y solo aquí. No sabemos por qué ni cómo está pasando esto, pero no ha afectado a ninguna otra ciudad, por lo que hemos llegado a la conclusión de que hay alguien más poderoso que todas esas criaturas juntas detrás de esto. Y queremos atraparlo antes de que decida moverse de ciudad.
Escuchar aquello hizo al demonio sentirse más furioso y confirmó lo que estaba pensando. Si ellos también habían llegado a la conclusión de que había alguien controlando la aparición de la bestias, significaba que era más probable que fuera verdad. Además de que no había otra explicación razonable.
- No sabemos mucho más, la verdad. Solo tenemos la información que hemos podido recopilar de las criaturas que hemos capturado y-
- ¿Qué clase de criaturas?Ante su pregunta, el policía desvió por unos segundos su mirada al demonio. Verlo tan serio por el tema le hizo sonreír levemente y regresó a su máquina para buscar más cosas.
- Te veo muy interesado en el tema...
- Solo quiero acabar con todo esto lo más pronto posible.Un breve silencio invadió la sala hasta que al fin Alfred encontró lo que estaba buscando. Toda la información que habían logrado conseguir al atrapar a aquellos seres sobrenaturales, que no fueron pocos.
ESTÁS LEYENDO
Mundo en Caos
Fanfic[UsUk / UkUs] Sin poder parar aquella masacre, la policía de Londres hacía todo lo que tenía en su mano para frenar los homicidios que llevaban sucediendo desde hace 6 años. Monstruos sacados de películas de terror iban invadiendo la ciudad y nadie...