[Capítulo 13]

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La tarde continuó para Arthur y Jake, quienes tuvieron que ir a la zona S para vigilar y comprobar que no había ningún monstruo más, al menos por el momento. El trayecto se hizo largo, ninguno abrió la boca en todo el camino. Al parecer ya se lo habían dicho todo en el restaurante.

- Dejaré el coche por aquí.

Jake aparcó en la entrada de aquel barrio abandonado y, una vez que el coche se quedó inmóvil, ambos salieron del vehículo para ir a patrullar por los edificios. Pasear por aquellas calles le hizo recordar al demonio su llegada, y no pudo evitar fruncir el ceño furioso. Quería saber de una vez quién lo había molestado y sacado de su pozo de dolor. Se había acostumbrado a estar en el infierno, a no tener que pensar en otra cosa que no fuese él mismo, y ahora tenía que volver a preocuparse de las personas que le rodeaban.

- ¿Te encuentras bien?

La voz de su compañero lo sacó de sus pensamientos y giró la cabeza para mirarle, por un instate, algo confuso. Estar de nuevo en la Tierra le hacía ver cosas que ya no existían. Le intentó sonreír levemente y volvió la vista al frente.

- Sí, sí. No es nada. Estaba pensando en mis cosas.
- Vale...

Estaba harto de recordar su pasado, de recordar a las personas que perdió, y no quería que le volviera a pasar lo mismo. Por eso estaba tan furioso con la persona que lo había traído de vuelta. Quería dejar de sufrir de una vez.

- He visto algo moverse por allí... Sígueme.

Antes de que pudiera reaccionar a sus palabras, vio cómo se alejaba de él Jake y se adentraba en uno de los callejones. El inglés no sabía qué podría haber allí, pero el demonio sí.

- ¡Espera! ¡No vayas!

Corrió hacia el callejón en busca de su compañero, pero una vez dentro lo único que vio fue su arma tirada en el suelo. La observó por un par de segundos sin saber qué hacer, sin saber qué había pasado. Cuando alzó la vista para mirar a su alrededor todo seguía en calma, como si estuviera en mitad de un campo. No detectaba a su compañero, era como si hubiera desaparecido de repente. O más bien como si hubiera muerto. Aunque Arthur no quería siquiera pensar en ello.

- ¡¿Jake?! ¡Dónde estás!

Dio un par de vueltas alrededor de sí mismo antes de avanzar un poco más por aquel callejón, girando por otra esquina con la esperanza de encontrarlo sano y salvo, ya que volvió a detectarlo con sus poderes. Pero lo que vio no terminó de alegrarle.

- Tú debes de ser el famoso demonio del que no ha dejado de hablar mi jefe estos últimos 3 años~ Al fin te tengo delante.

Aquella persona desconocida tenía atrapado a Jake de una forma extraña y peligrosa. El demonio decidió no moverse al ver la situación y miró a su compañero preocupado. Uno de los brazos del hombre estaba atravesando el pecho del inglés como si fuese simple humo, como si fuese un fantasma más que un humano. Pero, aún así, Jake podía sentir perfectamente su brazo en su interior. Arthur lo notaba al ver que le constaba respirar y apretó los puños para intentar controlarse.

- Suéltalo... Me buscas a mí, él no tiene nada que ver en esto.

Aquel tipo simplemente sonrió divertido y sacó el brazo del cuerpo de Jake, pero no lo soltó. Al menos el inglés logró volver a respirar con normalidad, y Arthur se sintió levemente más aliviado, si no fuera porque aún lo tenía agarrado aquella persona. Con su otro brazo cogió a Jake del cuello, elevando un poco su cabeza, y lo miró de reojo mientras le contestaba al demonio.

- Cierto... Pero esta era la forma más rápida de hacerte venir y que podamos hablar tranquilamente~

Lamió la mejilla del inglés, como si estuviera probándolo, aún con esa sonrisa que cada vez molestaba más a Arthur. Quería ver hasta qué punto podía controlar su furia el demonio. Cuando dirigió la vista de nuevo hacia este y observó su rostro molesto, no pudo evitar sonreír más.

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