[Capítulo 36]

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Pasaron las horas, el sol estaba a punto de desaparecer en el horizonte, y Arthur seguía en la zona S pensando en mil maneras de acabar con aquel tipo enmascarado. Todo a su alrededor se encontraba en ruinas, más de lo que ya estaba, debido al arrebato de furia que tuvo hace unas horas. Se dedicó a destruir uno de los edificios hasta que quedó satisfecho, sin importarle el poder llamar la atención de los que vivían más cerca de aquel barrio de escombros. Después de aquello se tumbó boca arriba en el suelo para observar el cielo lleno de nubes, las cuales presagiaban una tormenta inminente, pero a él no le importaba. Un poco de lluvia le vendría bien, le despejaría la mente un poco, o eso querría que sucediera. Permaneció en aquella postura desde entonces hasta que hubo un sonido que le hizo incorporarse para meter la mano en su bolsillo delantero del pantalón. Le estaban llamando.

- ¿Sí?
- H-hola, soy yo.

Se apartó el teléfono de la oreja para asegurarse de que era Alfred, y se arrepintió de no haber mirado bien quién era el que le estaba llamando. Dejó salir un leve suspiro y volvió a colocarse el móvil en su oreja derecha.

- ¿Qué ocurre?
- No es nada importante, solo...

Arthur se mantuvo callado esperando a que su compañero prosiguiera con su petición. Alfred tuvo que aclararse un poco la garganta antes de poder formularle la pregunta que quería.

- ¿Tienes algo que hacer esta noche?

Ante su pregunta el demonio no supo muy bien qué contestarle. Quería verle, quería estar con él, pero eso no le hacía ningún bien al inglés. Apretó un poco su teléfono debido a la furia que regresaba a su cuerpo al saber lo que iba a responderle y bajó la mirada al suelo.

- No, nada, estoy libre... ¿Qué tenías pensado?

Puede que fuese egoísta por su parte, pero al menos si estaba a su lado y le ocurría algo, podría protegerlo. El de ojos azules pareció no creerse aquella respuesta, solo tiró la piedra al agua sin esperar que sonase nada, y le costó continuar con su idea inicial.

- A-ah pues... Esto... ¿T-te gustaría ir a cenar? La última vez no salió muy bien...

Arthur frunció el ceño al recordar aquella noche y la aparición de Luciano. Debía acabar con él cuanto antes. Se puso una nota mental de que tenía que hablarlo con Antonio y se apresuró en contestar a su compañero, el cual esperaba su respuesta nervioso.

- De acuerdo, ¿te recojo cuando salgas de comisaría?
- M-mejor no, quiero llegarme a casa para cambiarme... La ropa que traje está ya algo sucia.
- Vale... ¿Entonces en tu casa a las nueve y media?
- Me parece bien.

Después de hablarlo hubo un breve silencio en el cual ninguno de los dos sabía muy bien qué más decir, por lo que Alfred decidió cortar con la llamada antes de que se volviera más incómodo.

- Bueno... Tengo que dejarte ya, aún me queda trabajo por hacer. N-nos vemos luego.
- Sí, hasta luego.

El inglés finalizó la llamada antes que Arthur, quien se quedó mirando la pantalla de su móvil arrepentido y a la vez feliz. En el fondo se alegraba de que Alfred no hubiera tirado la toalla con él después de todo lo que había pasado, y no pudo evitar dejar salir una pequeña sonrisa llena de tristeza.

- Me pregunto qué hará cuando sepa quién soy en realidad...

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A las 21:35, el demonio esperaba en la entrada de la casa de los hermanos con una camisa blanca, un chaleco negro encima junto a unos vaqueros del mismo color y una gabardina de color marrón claro. Alfred aún estaba terminando de arreglarse. Se había puesto como 5 conjuntos diferentes y ninguno terminaba de convencerle, pero tuvo que conformarse con el último ya que no tenía tiempo de probarse más. Mientras tanto, Matthew charlaba con Arthur para hacerle la espera algo más amena.

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