[Capítulo 3]

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Llegaron a la zona S después de andar 5 minutos en completo silencio, tal y como había dicho Alfred. Una vez allí, uno de los policías se acercó al inglés y comenzó a informarle, ignorando la presencia de Arthur.

- Buenas, señor. Todo sigue en orden, sin cambios.
- Perfecto~ Veamos qué habéis atrapado.

Alfred miró un momento de reojo al demonio y le sonrió levemente antes de comenzar a andar. Siguieron al otro oficial, quien los llevaba hasta la criatura capturada, y en breve estuvieron frente a aquel hombre aparentemente normal. 4 oficiales más lo tenían maniatado de pies y manos con varias cuerdas y esposas -la seguridad ante todo- mientras este no despegaba la vista del suelo, arrodillado. Cuando vieron llegar a su jefe, los policías pusieron sus cuerpos más rectos y rígidos, dejando ver el poder que tenía Alfred. Hacía tiempo que Arthur no contemplaba una escena así, y le traía malos recuerdos.

- Mm... Me lo esperaba más... extraño. ¿Qué es?

El inglés, de repente mucho más serio, formuló la pregunta al policía que los guió hasta allí y este le respondió de inmediato.

- En general, puede saber todo lo que él quiera de nosotros con solo tocarnos. También puede controlar nuestras mentes y la de cualquier ser vivo.
- Vaya poder...

Se acercó al hombre, quien permanecía con la cabeza agachada, y se puso en cuclillas para estar a su altura. El demonio, viendo lo que hacía, no pudo evitar hacer lo mismo que él al ver peligrar su vida.

- No deberías acercarte tan-
- Lo tengo todo controlado, tranquilo~

Alfred giró la cabeza para mirar sonriente al demonio e intentar convencerlo. Pero este, aun así, seguía algo incómodo. Si lo que quería hacer era hablar con el sospechoso, podía hacerlo desde una distancia más segura.

- ...de acuerdo...

Tuvo que respetar su decisión y se mantuvo a su lado a una distancia que le permitiera reaccionar a tiempo en caso necesario. El inglés, al escuchar su respuesta, volvió la vista a la criatura y chasqueó los dedos en su oído para llamar su atención.

- Soy Alfred Jones, jefe de policía. ¿Quién es usted?

El hombre no dijo nada, se mantuvo en silencio como si de un muerto se tratase. Pero en vez de responder él otra voz sonó en su lugar.

- No le va a hablar, señor... Ya lo hemos intentado antes varias veces y no ha dicho nada. Ni siquiera se resistió al atraparlo.
- ¿En serio?

Alfred miró por unos segundos al oficial que le informó con cierto asombro para volver después sus ojos a la cabellera platina que tenía delante.

- Entonces, ¿cómo es que conocéis sus poderes?

El inglés miró de reojo al oficial con seriedad de nuevo al ver que no le contestaba y esperó a su respuesta, pero este se quedó callado al igual que el preso. Segundos después se fue formando una sonrisa en su rostro que alarmó al demonio.

- Es verdad que no se te pasa ni una~
- ¡Alfred, cuidado!

En un movimiento rápido Arthur se abalanzó sobre Alfred, apartándolo del sospechoso y tirándolo al suelo. Pudo evitar que recibiese una bala por parte de aquel policía, ahora desconocido para el inglés. Este, en cuanto pudo reaccionar a lo que estaba pasando, apartó al demonio de su lado para poder levantarse y observó cómo sus compañeros desaparecían junto con los objetos que mantenían bajo control a la criatura. Arthur hizo lo mismo que él y ambos se mantuvieron a la defensiva, apuntando con sus armas al hombre que se levantaba del suelo mientras sacudía su ropa.

- Qué poco ha durado la diversión...
- ¿Qué le has hecho a mis hombres?
- ¿Mm? Ah, los policías.

El sospechoso dejó de sacudirse la ropa y les sonrió como si le divirtiera la situación en la que se encontraba. Se cruzó de brazos mientras no dejaba de mirarlos fijamente con esos ojos rojizos suyos e intentó acercarse a ellos, pero estos cargaron sus armas en señal de advertencia, cosa que hizo su función y el desconocido se quedó quieto donde estaba.

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