[Capítulo 15]

97 16 6
                                        

En cuanto salieron del restaurante, Alfred propuso ir a un pequeño parque cercano donde sólo había una fuente central y algunos bancos. Era un lugar tranquilo en el que podían hablar sin que nadie los oyese o molestase, y Arthur aceptó sin problemas. En pocos minutos llegaron, se sentaron en un banco algo apartado para charlar y el demonio empezó a hablar sin rodeos. Como se lo pensase mucho más tiempo no podría decírselo.

- Ese hombre fue el que asesinó a Jake... Como entenderás, no podía decírtelo sin más en mitad del restaurante.

Arthur miró de reojo al inglés y pudo comprobar que la ira comenzaba a invadirle. Siempre se reprimía apretando con fuerza sus puños y desviando la mirada para concentrarse en ello.

- ...es muy poderoso. No se le vencerá fácilmente.
- ¿Sabes cuáles son sus poderes?

Alfred actuaba con profesionalidad, siempre, a pesar de perder cada día a alguien de su equipo. Volvió su vista al demonio y este le respondió asintiendo levemente.

- Cuando intenté detenerlo... Abrió una especie de portal e hizo que no pudiera acercarme a él. Esa es su manera de evitar el combate. Además... Supongo que gracias a ello también puede atravesar a las personas, o ese puede que sea otro de sus poderes. No lo sé.
- Ya veo... Mañana habrá que hacer el informe de todo lo ocurrido.

El inglés suspiró pesado y volvió a bajar la vista, observando sus manos entrelazadas y en tensión. Arthur no pudo evitar ver ese gesto y posó una de sus manos en el brazo de Alfred para llamar su atención. En cuanto alzó la vista hacia el demonio, ambos se miraron fijamente a los ojos.

- Daremos con él y con el resto de criaturas que están asesinando a la gente... No desesperes, no estás solo.

El demonio le sonrió levemente y Alfred intentó corresponderle el gesto, pero más que una sonrisa fue una mueca llena de dolor y furia. Se notaba que estaba harto de todos esos asesinatos, de todas aquellas vidas inocentes arrebatadas. Y el sentimiento era mutuo.

- Sí, gracias... Es solo que...

Acabó bajando de nuevo la mirada y Arthur apartó la mano de él, pero no dejó de mirarlo. Esperó intrigado un par de segundos para ver qué era lo que quería decir.

- Cada vez mueren más... Siento que no estoy haciendo bien mi trabajo... Tal vez el general Craig tenga razón y deba abandonar mi puesto para dejárselo a-
- Ni se te ocurra.

El demonio no pudo evitar detenerlo. Escucharlo decir eso lo molestó de algún modo, y cuando Alfred lo miró sorprendido por su interrupción observó el rostro furioso de Arthur.

- ¿Qué-?
- No te defendí aquel día para que ahora te eches atrás y te pongas de su parte. Todo esto es culpa de esos monstruos, no tuya. Así que no vuelvas a pensar que estás haciendo un mal trabajo cuando eres el que más se implica.

Un leve sonrojo apareció en el rostro de Alfred y esta vez pudo sonreírle al demonio con más naturalidad. A pesar de todo lo sucedido se sentía afortunado de tener a Arthur a su lado, alguien que lo apoyara.

- Sí, lo siento... No puedo evitar divagar cuando me encuentro así. Gracias por todo.

El demonio volvió a sonreírle levemente en respuesta y se levantó del banco algo mejor, sabiendo que había logrado sacarle una sonrisa más sincera al policía. Por ahora lo único que podía hacer era hacerle sentir mejor, que no cargase con todo sobre sus hombros y no se echase la culpa de lo ocurrido. Lo miró de reojo mientras se metía las manos en los bolsillos de su chaqueta y Alfred lo miró también con cierta intriga.

- ¿Damos una vuelta? Quiero acabar la noche bien ya que nos han arruinado la cena.

El inglés no pudo contener su sonrisa en cuanto lo escuchó y se levantó de inmediato del banco. Se pensaba que la noche se había echado a perder después del acontecimiento ocurrido con aquel monstruo, pero Arthur le devolvió algo de esperanza.

Mundo en CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora