[Capítulo 9]

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- ...tranquilo... No soy idiota. Sé que no tengo nada que hacer contra monstruos como esos...

Geremy decidió separarse de él de una vez y desvío la mirada hacia su mesa, buscando algún pañuelo con el que sonarse la nariz. Logró verlo junto a su pequeña lámpara y se levantó para coger el paquete y sacar uno. Arthur lo miró en silencio durante un par de segundos y se levantó también de la cama, moviendo su atención al resto de la habitación. Era sencilla, sin muchas cosas, solo lo necesario.

- La verdad es que no estaba seguro de si te encontraría en casa o estarías en el colegio...
- Es sábado, no tengo que ir a ningún sitio... Y menos al instituto.
- Entiendo...

Hasta entonces el demonio no sabía exactamente en qué día se encontraba, solo el año. Volvió la vista al chico, quien seguía de espaldas a él, y la tristeza volvió a consumirlo. Quiso abrazarlo de nuevo, pero se reprimió y bajó la mirada.

- Esto... Vendré de vez en cuando a verte... ¿Está bien?

Esperó algo ansioso a su respuesta mirándolo de reojo y, a diferencia de lo que se esperaba, Geremy se giró y le sonrió levemente con las pocas fuerzas que le quedaban.

- Me parece bien... Quiero que me cuentes algún día sobre tu pasado, si puede ser...
- Claro... Aunque te advierto que no es muy agradable.

Arthur al fin se decidió en avanzar hacia él y le sonrió de la misma forma mientras acariciaba suavemente su cabeza, observándolo como si se tratara de su hermano pequeño. Lo echaba de menos, echaba demasiado de menos a su familia a pesar de los años que habían pasado.

- ...tengo que irme ya. Me esperan en la comisaría.

El demonio borró la sonrisa de su rostro y dio media vuelta para ir hacia la puerta. Pero, justo al posar la mano en el pomo, el muchacho lo detuvo con sus palabras.

- A-aún no sé tu nombre...

Ahora que lo decía era verdad. No había tenido tiempo para presentarse formalmente. Se volteó de nuevo hacia él y le extendió la mano como saludo mientras volvía a sonreírle.

- Me llamo Arthur Kirkland.
- Encantado...

Geremy le correspondió el saludo dejando salir una leve risa y con la otra mano se restregó los ojos de nuevo, fruto de la mezcla de emociones que estaba sintiendo en ese momento. El demonio soltó su mano y posó ambas en las mejillas del chico para limpiarle las lágrimas mientras seguía mirándole con aquella sonrisa amable que pocas veces era capaz o tenía la oportunidad de mostrar.

- Tendrás que enseñarme todo lo que me he perdido estos años en compensación por cuidarte.
- Sin problema...

Se quedaron ambos unos segundos en silencio mirándose, Arthur acariciando sus mejillas y Geremy relajándose poco a poco. Se alegraba de al menos tenerlo a él a su lado en aquel momento.

- ...te diré una cosa antes de irme...

El rostro del demonio se volvió algo más serio, pero no dejó de transmitirle aquella tranquilidad que mantenía al chico sereno. Este asintió levemente y permaneció atento a sus palabras.

- Sé que no me conoces de nada y tienes todo el derecho a dudar de mí... Así que no puedo obligarte a nada... Pero te pido que seas fuerte, confía en mí y no te pasará nada... Te lo prometo, me haré cargo de ti, aunque sea indirectamente y desde las sombras.

Arthur le dedicó otra pequeña sonrisa y Geremy no logró controlarse más a pesar de todo el esfuerzo que estaba haciendo. Sus palabras hicieron que las lágrimas aparecieran de nuevo y no pudo evitar abrazarlo otra vez con fuerza del torso. El demonio le sacaba al menos una cabeza, y se limitó a acariciarle la espalda como antes. Dejó que el chico se quedara así todo el tiempo que él necesitara, pero hubo otro factor que los interrumpió.

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