[Capítulo 33]

50 12 1
                                    

Las manos de Arthur se pusieron a recorrer la espalda del francés mientras que este dejó al otro encargarse del juego de lenguas. Sus manos fueron a la cabeza del demonio y despeinó un poco sus cabellos dorados, ahora oscurecidos por la escasa iluminación del lugar donde se encontraban. Después de unos segundos de intensos besos, el de ojos verdes decidió ir más allá y bajó sus manos hasta el pantalón de Francis, quien no hizo nada por impedírselo. Tenía tantas ganas de seguir como él.

- ¿Tienes condones?

Aquello detuvo por un instante a Arthur y miró de reojo al francés sin saber muy bien qué responderle. Él casi nunca los había usado, después de todo eran muy incómodos y con quien lo hacía no le importaba nada si se lo ponía o no. A nadie le importaba lo que le pasara a él mientras pudiera hacerlo.

- La verdad es que no, no pensé tener tanta potra esta noche.

Le sonrió de lado acercándose peligrosamente a sus labios de nuevo y Francis se la correspondió, evitando esta vez su boca tentativa para buscar algo en el bolsillo trasero de su pantalón.

- Por suerte yo sí. Mejor prevenir que curar.

Sacó un pequeño sobre que Arthur observó por unos segundos confuso pero que cogió de inmediato para no hacerle sospechar. Al menos se alegraba de que hubieran mejorado la calidad de los condones.

- Veo que no es la primera vez que ligas en ese pub.

El demonio comenzó a desabrocharse el pantalón para bajárselo junto a los bóxer y colocarse aquella cosa que tuvo que intuir cómo funcionaba. Mientras tanto, el francés rio levemente e hizo lo mismo que su acompañante. Acto seguido, una vez que dejó que sus prendas cayeran al suelo, se dio la vuelta para mostrarle su parte trasera al demonio.

- Me gusta la diversión~
- Ya veo...

Arthur colocó sus manos en la cintura del otro y empezó a rozarse con él, queriendo molestarlo un poco antes de llegar a la acción. Consiguió sacarle algunos suspiros de placer y Francis lo miró de reojo mientras apretaba un poco los puños sobre la pared en la que se estaba apoyando.

- Métela de una vez...
- Qué impaciente~ Luego no te quejes...

El demonio se acercó un poco más a él para ir repartiendo besos por su hombro mientras llevaba las manos a las nalgas del francés. Fue introduciendo su miembro poco a poco y, a pesar de lo que se esperaba, no le costó mucho llegar hasta el final.

- Ah... ¿También te preparas todas las noches que sales?
- Ya conoces la respuesta...~

Francis le dedicó otra breve mirada antes de volver a posar la frente sobre sus manos, moviendo levemente su cadera en busca de placer. Arthur decidió no comentar nada más y, con una pequeña sonrisa de satisfacción en su rostro, comenzó a moverse en pequeñas embestidas que rápidamente se volvieron rápidas y profundas. El callejón se llenó de jadeos y gemidos ahogados que más de una vez tuvo que callar el demonio poniendo la mano sobre la boca del francés. Quería evitar hacer demasiado ruido para que no llegara gente inoportuna. Continuaron así durante un buen rato, haciendo todas aquellas posturas que Arthur conocía y que resultaban más cómodas en un lugar como aquel. Francis no puso ninguna queja ante su iniciativa y se dejó llevar por completo por el placer que le proporcionaba el otro. Después de un poco más de una hora, el de ojos azules se encontraba ya vestido, gracias a que el demonio le ayudó porque apenas tenía fuerzas para ello, y sentado en el suelo.

- Mon dieu... Hacía siglos que no lo disfrutaba tanto~ No dejan de temblarme piernas.
- Ya somos dos.

Arthur estaba de pie junto a él, apoyado en la pared mientras lo mirada de reojo pensando que el francés nunca sabría que él lo decía de verdad. En realidad, ni siquiera recordaba una sola vez en la que hubiera disfrutado el sexo del todo. Francis rio suavemente y lo miró de reojo mientras se iba levantando, ayudado por la pared y la mano que le ofreció el demonio.

Mundo en CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora