Ya habían pasado tres semanas y media, semanas en las cuales no habían pasado nada realmente interesante. Al menos no nada fuera de lo común. Realmente, al menos no fuera del hecho de que su madre ya sabía que sufría de trastorno obsesivo compulsivo.
Jungkook ni siquiera tenía que pensar en la forma en la que ella se había enterado, a pesar de que se lo había preguntado, ni siquiera había sido necesario que le respondiera, solo Jimin sabía que él sufría de TOC, nunca se lo había contado a nadie más que a él. Jungkook no se había abierto a nadie que no fuera Jimin.
Esa llamada había sido emocional, demasiado para el estado emocional de Jungkook el cual desde la mañana habían estado en el límite. Su madre había llorado a través del teléfono y le había pedido perdón por no estar con él, Jungkook incluso había tenido que decirle que había sido su culpa por no preocuparse por su propia salud, ella nunca habría podido saberlo si no fuera por Jimin.
Y esa misma noche, había llegado a su tarjeta de crédito un monto de más de quince mil wons.
"Es para que pagues tus primeras asistencias y tus medicamentos, si necesitas más solo tienes que decirme cariño." Su madre le había mensajeado justo al instante.
Había pensado seriamente si tenía sentido ir a terapia, sobre todo por el hecho de que posiblemente en una semana iría a prisión -cosa que nunca ocurrió- y no quería tirar el dinero de su madre a la basura. Pero su madre era una mujer terca, demasiado terca, por eso al día siguiente al ver que su hijo no había agendado una cita con un terapeuta, ella lo había hecho por él. Jungkook no sabía cuánto tiempo podría tardar un procedimiento policial para proceder a su arresto, pero por ahora, Jungkook simplemente se encontraba viviendo los últimos días de su vida en libertad.
Y así su primera cita con el terapeuta fue tres días después de la partida de Jimin.
Había sido en realidad una terapeuta, una mujer de alrededor de los cuarenta, edad similar a la de su madre. Era agradable, con una amigable sonrisa y una voz cálida, eso facilitaba todo para Jungkook, no le agradaba la idea de contar sus problemas a alguien, era extraño para él, Jungkook nunca lo hacía. Pero para su suerte, Seo Eunah era demasiado buena en su trabajo.
No le había costado abrirse con ella, sobre todo cuando Jungkook le había preguntado si era necesario usar medicamentos y ella le había dicho que no si él ponía de su parte para mejorar. Tomar ansiolíticos no era algo que le emocionara así que cuando la doctora Seo le había dicho que trabajarían en un tipo de terapia cognitiva conductual Jungkook se había sentido aliviado a pesar de no saber a lo que ella se refería.
—Es decir —la mujer se acomodó en su asiento y le trató de explicar de una forma más sencilla sobre el tratamiento que planeaba llevar con él—, es cuando se anima al paciente a que practique el comportamiento conducente a la obsesión a la vez que se le impide llevar a cabo el comportamiento compulsivo. —Jungkook había fruncido su ceño tratando de entender sus palabras—Es un tratamiento muy básico, si no funciona, trataremos con algo más. El TTC es de las terapias más eficaces en el TOC, así que seamos positivos en que podrá ayudarte a ti como ha ayudado a miles de personas más.
Jungkook fue positivo, y bueno, no había sido tan malo. En esas tres semanas había vuelto a su compulsión por cosas aleatorias, por apagar la luz de las habitaciones de toda la casa menos la de donde el se encontraba, por limpiar cada rincón y partícula de polvo, por hacer ejercicio hasta no poder sentir más su cuerpo, por rascar su muñeca por una picazón la cual estaba seguro que no existía, o por su reloj nuevamente cortando -supuestamente- su circulación. Jungkook pudo controlar cada una de esas cosas, siempre lo hacía, pudo obligarse a convencerse de que no era necesario hacer lo que su cuerpo le pedía.
ESTÁS LEYENDO
Sidekicks [Kookmin]
FanfictionEl amor era tan maravilloso que en vez de ver todo color rosa veía todo color rojo. No lo recordabas así, ¿no, Jimin? Síndrome de Estocolmo ©nattxn, 2020.