Capítulo 29

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Jungkook miró a los alrededores de la habitación con una sonrisa llena de orgullo. Por fin, después de casi una semana arreglando aquella habitación, había terminado, la había dejando como nueva, con uno que otro mueble viejo el cual había arreglado, pero al menos no lucía como cuando aquel lunes había llevado a Jimin al lugar. Pasó su mirada a Jimin y lo vio dormido, con sus labios abultados y su cabeza a un lado, respirando tranquilamente con sus ojos cubiertos con los mechones de su cabello rubio.

El menor miró el reloj y notó como ya eran las tres de la madrugada, ya siendo sábado. Se estiró y retiró los guantes manchados con aquella pintura color verde oliva que tanto le había gustado. Había estado toda la tarde terminando de pintar la habitación, y por fin estaba lista, embelleciendo la habitación con el contraste de los muebles de madera oscura. Jungkook solo esperaba que a Jimin le gustase.

Miró la cubeta de pintura casi vacía, la cerró y colocando los guantes manchados, tomó la cubeta y subió por las escaleras con ella. Agradecía que las partes que le habían faltado por pintar habían sido aquellas donde no se encontraban ningún mueble, así cuando Jimin se levantase, iba a ver la habitación terminada. Así que cuando guardó las cosas en la pequeña bodega ubicada en el patio trasero de su casa, volvió a la puerta que daba paso al sótano y cerró con llave la puerta, feliz porque también la había arreglado y ahora la seguridad en la misma era impecable. Apagó las luces de la casa y apenas llegó a su habitación, tomó una ducha, disfrutando de la calidez del agua tibia deslizándose por su cuerpo agotado.

Jungkook secó su cabello y una vez en su habitación, se vistió, se colocó una camiseta negra cualquiera y un chándal gris. Se tumbó a su cama y sin siquiera mirar el techo cerró sus ojos, quedando dormido al instante. Deseaba que fuera de mañana, quería darle una sorpresa a Jimin y estaba ansioso por ver su reacción. Jungkook solo esperaba que todo saliera bien, por Jimin.

[...]

Un repentino golpe hizo que Jimin se levantara, asustado, dando un salto en su lugar.

—Lo siento, no era mi intención levantarte aún. —dijo Jungkook avergonzado, posando una mesa plegable de madera en el suelo junto en frente de las escaleras. Jimin bostezó y con sus parpados pesados, se obligó a observar con detalle lo que Jungkook hacía.

Jungkook estaba plegando una mesa, acomodándola con dificultad y peleando con la misma por lo que Jimin supuso que no sabía cómo. Y cuando luego de un par de segundos lo logró, posó sus manos sobre su cintura, mirando la mesa y soltando un suspiro de alivio.

—¿Aún tienes sueño? Puedo dejarte dormir un poco más si deseas. —preguntó Jungkook tranquilamente mirando al rubio. Jimin negó y miró a los alrededores, notando como aquellas zonas donde el día anterior faltaba por pintar, estaba terminado—Si te lo preguntas, sí, ayer terminé de pintar la habitación. ¿Te gusta cómo quedó? —Jimin no respondió—Terminé tarde, pero quería que lo vieras a penas te levantaras, creo que quedó muy bien el color, si lo comparamos con cómo estaba el primer día, ahora se ve increíble. —dijo sin pensar, con una sonrisa. O al menos estaba dibujada en su rostro hasta que la borró y acomodó su cabello, nervioso y triste. El lunes.

El menor tomó la mesa ya plegada y la cargó hasta en frente de Jimin. Caminó hacia el escritorio de la habitación y tomó nuevamente prestada la silla frente al mueble, llevándola por igual junto a Jimin, a uno de los lados de la pequeña mesa de madera. Tomó parte del respaldo y la hizo hacia atrás, dejando el espacio necesario para escabullirse entre ella y sentarse.

Jungkook aclaró su garganta y habló—Ayer, cuando hablaste con Namjoon. No te agradecí el hecho de que no dijeras nada. Sé que no te di opción, pero, pensé que dirías algo. —Jimin notó como llevaba sus manos debajo de la mesa, posiblemente jugando con ellas—Yo de verdad no quería amenazarte con la pistola, no me gusta esto, lo odio. Quiero que sepas que no soy así, no soy una mala persona, Jimin. —alzó la mirada para ver al modelo a los ojos—Yo soy el primero en lamentar todo esto.

Sidekicks [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora