Jimin se sintió pequeño y débil, estaba derritiéndose entre los brazos del enemigo como un dulce helado de vainilla en medio del verano.
Después de tanto esas suaves y delgadas manos estaban de nuevo sobre su cuerpo, acariciando sus mejillas, su cabello, paseándose sobre él como si no lograran tomar suficiente. Su nariz deslizándose hacia su cuello donde enterró su rostro y respiró hondo. Jimin había soltado un gemido de satisfacción cuando los labios del menor se restregaron contra su clavícula.
—Jungkook. —jadeó su nombre con ojos cerrados y sus brazos apretando fuerte su cuerpo. El menor no preguntó. Estaban tan unidos, tan aferrados el uno al otro que Jimin ni siquiera sabía dónde terminaban sus propias extremidades, eran uno solo, estaban unidos en cuerpo y alma. Pero no lo suficiente. Jimin necesitaba más, quería más. Quería a Jungkook—Fóllame. —llevó sus manos hacia el cabello de Jungkook donde enterró sus dedos entre las suaves hebras. Fue entonces cuando murmuró—Te necesito.
Jungkook se quedó quieto en su cuello con su mejilla apoyada sobre su hombro. No dijo nada, solo sintió unos suaves labios depositando un casto beso sobre su barbilla y unas manos tomando las suyas, apartándolas de su cabello.
—Por favor. —rogó. Jungkook no necesitó nada más, Jungkook también lo quería, quería y necesitaba a Jimin más que a nada en el mundo.
Entonces todo había sido extraño, algo que Jimin nunca había sentido en su vida. Su cabeza daba vueltas, le costaba respirar y su piel ardía con cada roce de Jungkook. No entendía por qué se sentía así, estaba abrumando, como si todo fuera demasiado para él, su cuerpo tan débil, a mereced de la persona menos indicada. Pero no podía evitarlo, sus ojos estaban llorosos y ardían por un hombre que no era Namjoon a quien realmente amaba, a quien se suponía que amaba.
Jimin trató de pensar en Namjoon, en como él le miraba, como murmuraba su nombre sobre su piel sensible, como lo tocaba con cuidado y cariño amándolo a él y a su cuerpo. Jimin se sentía feliz, querido, cuidado como nunca antes. Y luego estaba Jungkook, ese chico cuatro años menor que él, mirándolo como si fuera la cosa más hermosa que hubiera visto en su vida, tocándolo en los lugares correctos y besando en zonas erógenas las cuales no sabía que tenía.
Con Namjoon se sentía amado, con Jungkook no era así, con Jungkook era distinto, era de una forma la cual no podía explicar y no se esforzaba en hacerlo, era simplemente algo único.
El mayor tomó el rostro de Jungkook entre sus manos, mirándolo con su cabeza levemente inclinada hacia arriba para llegar a él, vio sus ojos brillosos, hermosos, tan lindos. Acercó su rostro al de Jungkook y miró sus labios a medio centímetro de distancia, respiró hondo luego de perder la respiración y los juntó, no lo besó, solo quería sentir sus labios contra los suyos luego de tanto tiempo.
—Hyung. —Jimin no apartó la mirada de sus labios, pero Jungkook tomó su barbilla con sus dedos y le obligó a alzar la mirada, quería que lo mirara una vez más—Hyung. —le volvió a llamar—Te quiero. —Jimin lo miró, vio esos ojos llenos de amor, de cariño y necesidad.
Jimin deslizó sus manos por detrás de su cuello y tomó con fuerza su cabello entre sus dedos, acercando el rostro de Jungkook al suyo y besándolo por fin. Escuchó un suave gimoteo saliendo de los labios de Jungkook y su corazón se agitó.
Jimin solo podía pensar sobre en qué momento había dejado de pensar en Jungkook como una obligación. Cómo es que algo que tenía que hacer para salir de un infierno se había vuelto su paraíso. Quizá incluso desde la primera vez ni siquiera lo había tomado como una forma de sobrevivir, quizá siempre había querido aquello y no lo había aceptado.
Desde un principio, Jimin y Jungkook habían jugado un juego en el que ninguno de los dos había sido consiente de que eran parte.
Sintió como Jungkook entreabría sus labios en el beso y con sus manos tomaba su cintura con un agarre fuerte sobre su camiseta la cual comenzaba a molestar. Se pegó más a su cuerpo, fuerte contra la pared mientras no dudaba ni un segundo en profundizar el beso e introducir su lengua en Jungkook, besándolo hasta perder la respiración.
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Sidekicks [Kookmin]
FanfictionEl amor era tan maravilloso que en vez de ver todo color rosa veía todo color rojo. No lo recordabas así, ¿no, Jimin? Síndrome de Estocolmo ©nattxn, 2020.