Jungkook entró al local. La campanita de la puerta principal resonó en su llegada llamando la atención de los empleados. Todos lo miraron, incluyendo los pocos clientes de la cafetería. Caminó por el lugar y con una postura relajada se acercó al mostrador.
—Jeon Jungkook, ¿no es así? —el mencionado asintió—Perfecto, venga por aquí por favor. —dijo la joven con una suave sonrisa abriéndole paso a un costado del mostrador. Jungkook hizo lo que le pidió y miró a los alrededores observando a detalle la cafetería donde iba a trabajar.
Se suponía que iba empezar a trabajar apenas saliera de la universidad, pero Jimin había ocupado tanto sus pensamientos que el trabajo había quedado en segundo plano. No había podido concentrarse con Jimin rondando en su cabeza día y noche. Y no era como que ya no fuera el caso, pero ahora al menos Jungkook sabía que Jimin estaba seguro, sabía lo que hacía y donde estaba a cada momento. No era una preocupación más. Por ello, una semana atrás cuando en su momento, las cosas habían estado relativamente "bien" con Jimin, había buscado un empleo para ganar el dinero necesario para en un futuro visitar a sus padres, o al menos si se daba el caso, porque estaba en un punto de su vida en el cual ya no sabía qué sería de su futuro.
Jungkook ni siquiera recordaba que había mandado su solicitud de empleo a la cafetería sino hubiera sido por aquella llamada al teléfono fijo de su casa, no hubiera ni siquiera pensado en el posible empleo que pudiera adquirir. Y bueno, agraciada o desgraciadamente, había obtenido aquel empleo de tiempo medio.
—Mi turno está a nada de terminar, ahora estarás aquí con mi compañero, quien ahora también será tu compañero, de hecho, será con quien compartirás turno así que espero se lleven bien. —Jungkook esperaba lo mismo.
Ambos caminaron hacia una puerta de madera blanca justo al final del mostrados donde justo detrás estaba todo lo necesario para hacer los pedidos, justo detrás de aquella vitrina llena de pasteles de alta gama. Camino detrás de la chica y vio como al abrir la puerta, se visualizaba una sala en la cual se encontraban varios casilleros, casilleros los cuales Jungkook estaba seguro que eran donde los empleados guardaban sus uniformes y pertenencias, al igual que a un costado dos puertas, una que marcaba la bodega y otra la salida.
—Te dejaré con Eunki, tengo que regresar a atender a los clientes. —le dijo alegremente, alzando la mano y despidiéndose en un movimiento rápido. Jungkook la siguió con la mirada hasta que la perdió y entonces se giró a observar el lugar. No había nadie así que no entendía exactamente a cargo de quien había quedado, o al menos no lo hacía hasta que un chico, posiblemente un poco más joven que él entró a la habitación.
—Oh, ¿eres el nuevo no es así? —Jungkook asintió—Increíble. —se acercó y con una reluciente sonrisa le dedicó una leve inclinación con la cabeza—Soy Park Eunki, seré tu compañero de turno y supervisor durante una semana. —Jungkook entrecerró sus ojos.
—¿Qué edad tienes? —le preguntó curioso. El chico rió y rodó los ojos.
—¿Qué clase de pregunta es esa? ¿acaso no te enseñaron modales en casa? —bromeó—Tengo veinticuatro, sé que me veo mucho más joven, todos me lo dicen, pero joder, tengo veinticuatro no dieciocho.
—Lo siento, realmente luces muy joven.
—Me lo dicen mucho, no te preocupes ya ni siquiera me molesta. —se estiró y terminando de amarrar su mandil en la parte trasera de su cintura extendió su mano hacia una de las dos puertas de la habitación—¿Empezamos el recorrido? Heeyeon está a punto de terminar su jornada y nos toca a nosotros. —Jungkook asintió—Bien, sígueme. Como puedes ver aquí en esta puerta, dice que es la bodega. —Abrió la puerta y sin entrar le mostró todo—No es muy grande, igualmente no hay forma de perderte ya que todo está ordenado, todo tiene etiquetas si lo ves desde aquí. Siempre encontrarás lo que buscas en cuestión de segundos. Normalmente no tenemos que venir a la bodega ya que luego de cada turno surtimos para los siguientes en trabajar, pero por si acaso, aquí lo tienes todo. Como nuestro turno en este caso es el último, tenemos que traer las cosas a la bodega, sobre todo meter algunas cosas en el refrigerador, luego el turno de la mañana lo acomodará todo.
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Sidekicks [Kookmin]
FanfictionEl amor era tan maravilloso que en vez de ver todo color rosa veía todo color rojo. No lo recordabas así, ¿no, Jimin? Síndrome de Estocolmo ©nattxn, 2020.