Capítulo 55

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Jungkook contuvo unas inmensas ganas de morder sus uñas en ese momento, incluso estaba tan inquieto que no podía dejar de moverse sobre el sofá.

—Tenemos que hablar. —le había dicho Jimin luego de que ambos hubieran estado un par de minutos viendo el atardecer. Había roto absolutamente el silencio el cual impresionantemente era nada incomodo entre ellos. Se había levantando de la cama y con la sabana blanca enrollada al rededor de su cuerpo se había bajado de la cama para tomar su ropa la cual yacía en el suelo—Voy a ducharme, espérame en el salón, te alcanzaré a penas termine. —le dijo sin expresión alguna soltando la sabana y dejando a la vista su cuerpo completamente desnudo. Jungkook había apartado la mirada al instante completamente avergonzado. No era como si fuera a ver algo que no hubiera visto desde hacía mucho, pero prefirió evitarlo.

Por eso estaba allí sobre el sofá de Jimin, sentado con sus piernas juntas y sus manos sobre su regazo esperando ansiosamente al mayor. Las palmas de Jungkook estaban húmedas, llenas de sudor debido a que los nervios le habían consumido a tal forma de que incluso su cuerpo reaccionaba a cambio.

Miró a los alrededores y notó como el departamento lucía completamente diferente. Las estanterías del salón -en su mayoría- estaban vacías, aún había unos cuantos libros y figurillas adornando. Habían lugares que recordaba llenos de cosas como discos de música que ahora ya no estaban. También faltaba ropa en el perchero y zapatos en la parte inferior. El departamento parecía vacío a diferencia de la ultima vez que lo había visitado, incluso en la mesa de café vio una sola taza de café apoyada junto al control remoto.

Mordió su labio inferior y lo chupó suavemente. Miró las manos sobre su regazo y enredó sus dedos. Se sentía mal, no tenía que estar allí, estaba mal.

Jimin posiblemente saldría de su habitación y le diría que tendría que acompañarlo, posiblemente ambos volverían a ir a comisaría y esta vez lo obligaría a entrar y por fin sería arrestado. Jimin no podía dejarlo libre, no cuando había arruinado su relación con Namjoon con quien posiblemente iba a durar toda la vida. Incluso eso ni siquiera era tan importante como el hecho de que Jimin realmente no estaba bien, parecía no estarlo.

Cuando lo había visto luego de besarse, cuando vio sus ojos llenos de fascinación, esa repentina mirada completamente extasiada por alguna razón, como si estuviera volviendo a la vida gracias a él. La forma en que le miró, en que se acurrucó a él y lo necesito como una droga. ¿Cómo era eso posible? No lo era, Jungkook lo había tenido por poco más de dos meses encerrado en el sótano de su casa, ¿Cómo Jimin podía mirarlo con esos esos? Con los ojos que siempre había querido ser observado.

Pero cuando había visto a Jimin con sus labios usados y sus mejillas rojas hasta las orejas no había podido evitar besarlo, aspirar y tomar todo de él. Jimin no debería ser legal en ningún sentido, no luego de todo lo que habían pasado juntos.

Pero aún así se encontró poseyendo a Jimin como si fuera a desaparecer, diciéndole una y otra vez cuanto lo quería, cuanto deseaba que fuera suyo y de nadie más, regresando a él esa parte en su interior la cual deseaba nunca haber dejado a Jimin irse de su casa.

Mío, mío mío. Solo mío. Había repetido una y otra vez en su cabeza con cada roce contra su piel y cada mirada con esos ojos hermosos iluminados con la luz del sol de la tarde. Jungkook dio una respiración profunda.

—También te quiero, Jungkook. —recordó. Su pecho se apretó y miró hacia el pasillo donde la puerta de la habitación de Jimin se encontraba al final del mismo.

Las personas decían incoherencias durante el sexo, decían todo lo que no hacían estando consientes. Jimin realmente no lo quería, nunca lo querría y Jungkook lo entendía, ni siquiera él se querría a sí mismo.

Sidekicks [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora