—Ya salí del trabajo, voy en camino. —informó Namjoon a través del teléfono, colgando y guardando el móvil en el bolsillo de su saco. Acomodó su bufanda verde olivo y dedicó una inclinación a sus compañeros de trabajo quienes se despedían amablemente.
Respiró hondo y a la distancia quitó el seguro del auto con el mando del mismo, acomodando detrás su maletín y cerrando la puerta, para luego entrar al asiento designado al conductor y tomar camino hacia casa de su mejor amigo, aquel hombre el cual actualmente, era su refugio para sus pensamientos y sentimientos.
Una semana, ya había pasado casi una jodida semana sin saber nada de Jimin. Estaba preocupado, más que eso, estaba angustiado, nunca se había sentido de esa manera, ese vacío en su pecho era indescriptible. Namjoon había mandado variados mensajes en el trascurso de la semana, mensajes que únicamente aparecía como que Jimin ya los había visto, más sin embargo no le respondía. Incluso le llamaba por la mañana y por las noches, pero igualmente no tomaba el teléfono. En su momento, el mayor había pensado que le había pasado algo, un accidente, un asalto, no lo sabía. Ese lunes que Jimin no había llegado a dormir había llamado a sus amigos, a SeokJin, incluso había llegado a pensar en llamar a hospitales cuando ninguna de las personas a las que les había preguntado si habían visto a Jimin o se había contactado con ellos le habían dicho que no habían hablado con él desde su fiesta de cumpleaños. Pero en vez de pensar en lo peor, habían enviado otro mensaje de muchos a Jimin.
"Jimin estoy muy preocupado, por favor toma la llamada." Y entonces su alma regresó a su cuerpo cuando apareció el característico visto debajo de sus mensajes. Pero igualmente, nunca respondió.
A partir de ese día Namjoon le mandaba mensajes todos los días, se encargaba de estar atento a su celular, tanto que incluso no lograba concentrarse. Y su única calma era le hecho de que veía sus mensajes. Pasó lunes y martes, y Namjoon no entendía por qué Jimin no llegaba, por qué no contestaba a sus mensajes. Incluso le había dado tantas vueltas al tema que se sentía el peor novio de todos, pensando que Jimin estaba tan enojado con él que se había ido a Busan sin avisarle.
—Soy un imbécil. —era lo único que decía, tumbado en el sofá y pensando una y otra vez en que había llegado a tal punto de cagarla, que Jimin ni siquiera le había dicho que se iría, a qué hora o día, todo -posiblemente- con tal de que Namjoon no interviniera. Así que por esa razón se encontraba camino a casa de SeokJin apenas había salido de su trabajo, en busca de posibles respuestas, en busca de ayuda y un apoyo emocional a como se sentía en esos últimos días. Después de todo, Seokjin siempre estaba allí para él.
—¿Cómo estás? —le preguntó Jin preocupado, con un rostro triste, mirando fijamente a Namjoon quien lucía cansado, como si no estuviera pisando tierra.
—Mal, creo que ni siquiera tengo que decirte. —dijo este pasando a un lado del mayor y entrando a su casa. Jin cerró la puerta y soltó un suspiro profundo.
SeokJin era un año mayor que Namjoon. Ambos se habían conocido en la universidad ya que ambos habían estudiado negocios, SeokJin siendo un año más avanzado que Namjoon. Aún recordaba como en aquel primer día de clases SeokJin se había acercado a él y le había saludado, presentándose y diciéndole que cualquier duda o apoyo que necesitara, podría dárselo sin problemas. Y bueno, Namjoon le había tomado la palabra muy en serio ya que, a partir de ese día, SeokJin era su apoyo para todo, incluso aunque Namjoon fuera de los mejores de su clase, siempre tomaba a SeokJin como referencia para sus trabajos, por lo que, al verse seguido y hablar por mensajes, habían terminado por desarrollar una amistad hasta el punto de ser inseparables hasta la actualidad.
Y aunque habían pasado por determinados problemas o acciones que estuvieron a punto de romper aquella amistad, lograron superarlo, valorando aún más su relación. Justo como cuando Namjoon le había dicho que estaba enamorado de él y SeokJin había correspondido, al menos no de la manera que quería, pero lo había hecho, manteniendo un tipo de relación fuera del noviazgo, un acuerdo mutuo del cual Namjoon se arrepentía, ya que, en su momento, le había hecho mucho daño. Pero entonces Jimin había llegado a su vida y el verdadero amor había golpeado la puerta, aquella sensación de correspondencia, de atracción y pasión de verdad había llegado a él junto a ese modelo al cual amaba, y sabía que quería pasar el resto de su vida a su lado.
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Sidekicks [Kookmin]
FanfictionEl amor era tan maravilloso que en vez de ver todo color rosa veía todo color rojo. No lo recordabas así, ¿no, Jimin? Síndrome de Estocolmo ©nattxn, 2020.