Si Jungkook ya había actuado extraño el día anterior, ese mismo día no había sido la excepción, tampoco al siguiente y al siguiente. No lo había hecho por los siguientes cuatro días.
Cada vez que el menor bajaba solo lo hacía para dejarle comida a Jimin, ni siquiera le sonreía, ni siquiera le daba los buenos días o le preguntaba como se encontraba. Solo llegaba con una bandeja de madera con todos los alimentos y la dejaba en el escritorio de la habitación. Le avisaba lo que era y se iba, volvía a subir y no lo volvía a ver hasta la cena, sino es que hasta el día siguiente para el desayuno. Ya no comía con él, ya no le miraba, ya no le preguntaba por sus heridas y mucho menos sonreía. Y Jungkook siempre sonreía.
Jimin miró a los alrededores. Estaba sucio, estaba lleno de desechables con restos de comida. Jungkook ni siquiera había limpiado en esos días, Jimin ni siquiera había tomado una ducha en tres días cosa que era extraño ya que solía hacerlo diario debido a que Jungkook se lo ofrecía.
Mordió sus uñas y se sentó en el sofá, mirado a los alrededores. Fijando su mirada en la estantería de libros. Ya había leído uno entero en esos cuatro días, había estado día y noche leyendo hasta que había terminado. El libro trataba sobre la vida de un hombre el cual era pobre y por azares del destino lograba sobresalir y se volvía el dueño de una de las mayores compañías del país. El libro no le había gustado, pero era lo que había. Los libros de la estantería eran una mierda, ninguno le gustaba, no era algo que Jimin leería por su cuenta, no sería algo que Jimin leería si es que no estuviera allí sin nada más que hacer que leer libros antiguos.
Rascó sus cabellos y respiró hondo, buscando con la mirada algo más, algo que pudiera hacerle entretenerse por ese día, algo, solo una pequeña cosa interesante en la habitación que le hiciera olvidarse de donde estaba y en qué situación se encontraba. Pero nada, no había absolutamente nada. Solo estaba esa estantería de libros, ese escritorio viejo, uno que otro cuadro colgado de posiblemente años y años de vejez junto ese sofá color rojo el cual estaba justo en frente de la pequeña ventana en la parte superior de la pared, esa pequeña ventana que le avisaba cuando amanecía y anochecía, la única luz en su vida.
Jimin había intentando salir por allí, había golpeado la ventana en la noche, incluso había tomado la silla posada en frente del escritorio y con ella la había golpeado. Pero era inútil, era una ventana blindada. Jimin recordaba haberlo intentado aquella primera noche que estuvo libre por la habitación, la primera noche luego de que Jungkook confiara en él. Jimin había estado llorando toda la noche luego de intentar librarse con cualquier cosa que encontrara en la habitación, se había tumbado en el sofá y había llorado de la desesperación, de saber que no podía escapar de allí de ninguna forma, no sin que Jungkook se enterara. incluso había subido las escaleras para ver si era fácil romper la manija, pero solo se había dado cuenta que iba a ser imposible cuando tenía más de un seguro y eran reforzados, de ninguna manera se iban a romper si lo golpeaba con algo. Jungkook había preparado todo para tener seguro allí abajo, sin poder salir.
Entonces Jimin se sobresaltó en su lugar cuando de repente se escuchó la puerta azotar contra la pared. Alzó la mirada y vio a Jungkook asomarse, hacer aparición. Jimin miró el reloj y tragó en seco. ¿Qué hacía Jungkook ahí? Eran las cuatro de la mañana, se suponía que no iba a verlo hasta la mañana cuando le diera el desayuno, aún era muy temprano.
Posó su cabeza en el brazo del sofá y se recostó a lo largo del mismo, subiendo sus pies descalzos, acurrucándose en el mueble y cerrando sus ojos, acomodándose y fingiendo estar durmiendo, con su respiración nerviosa y su corazón latiendo fuerte. Podría sentir el ambiente pesado, no estaba bien, no era como de costumbre. Se contuvo de abrir los ojos, trató de controlar su respiración y agudizando su sentido del oído trató de descifrar lo que Jungkook hacía. Ni siquiera había prendido la luz de la habitación, todo seguía a oscuras, ningún reflejo se asomaba por sus parpados, todo estaba en silencio, solo con los suaves pasos de Jungkook por la habitación, pasos los cuales rondaban por el lugar y el sonido de envolturas y recipientes se escuchaban al mismo tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Sidekicks [Kookmin]
FanfictionEl amor era tan maravilloso que en vez de ver todo color rosa veía todo color rojo. No lo recordabas así, ¿no, Jimin? Síndrome de Estocolmo ©nattxn, 2020.