La vida era impresionante, el destino lo era. Aquellas acciones que te llevan como persona a distintos lugares, cada una de esas decisiones que has tomado en tu vida y que te han hecho la persona que eres actualmente. ¿Alguna vez te has preguntado qué pasaría si te hubieras sentado en la preparatoria en otro asiento al que tomaste aquel primer día? ¿Quiénes serían tus amigos actualmente? ¿Tu actitud, tus pensamientos hubieran cambiando depende aquel grupo de personas al que fuera que hubieras pertenecido entonces? Así era el destino, formado no por un poder superior, no por algo externo a nosotros. Simplemente una vida formada por nosotros mismos.
Por eso cuando Jeon Jungkook se ofreció a ir por su cuenta a comprar aquellas botellas de licor, su vida había tornado un rumbo distinto al que tenía planeado, su vida había tomado un camino el cual había tratado de evitar por años, uno el cual cambiaría su vida para siempre.
Y todo había comenzado dos semanas antes del incidente.
—No planeo gastar el doble de dinero por eso cuando podemos beber lo mismo a un precio más accesible. —dijo Jungkook con su ceño fruncido, mirando la televisión mientras escuchaba las quejas de sus amigos por el teléfono.
—Vamos, hombre. ¡Hay que celebrar! Hace una semana que no nos vemos. —dijo Yoongi con tono cansado.
—Jungkook, en serio tienes que probarlo, será el mejor licor que hayas bebido en tu maldita vida. Lástima que no podré estar ahí, pero al menos quiero que disfrutes. —Jungkook rodó los ojos.
—No tengo dinero para gastarlo de esa manera, lo siento.
—Pues yo lo invito, le transfiero el dinero a Yoongi y que lo compre, pero tienes que beberlo. —Hoseok trató de convencerlo. Siempre era lo mismo, Jungkook terminaba siendo arrastrado por sus amigos a donde fuera con tal de que los acompañase, y Jungkook lo agradecía ya que a pesar de no tener el dinero para derrocharlo en fiestas y alcohol, sus amigos siempre estaban allí sin dejarle a un lado. Pero sin embargo, a veces simplemente no quería hacer cosas, solo quería quedarse en su casa a dormir o ejercitarse, pero sus amigos eran demasiado insistentes y no podía decirles que no.
—Al menos déjenme ir a comprarlo entonces. Ya que no daré nada al menos déjenme ese trabajo. —dijo Jungkook totalmente rendido, con voz cansada.
—Ves como no cuesta nada. Entonces te daré el dinero a ti. Aunque he de decirte que no podrás rentar una bicicleta para ir, tendrás que ir en taxi, de tu casa está no muy lejos pero tampoco cerca. —dijo Hoseok mientras trataba de recordar el lugar exacto de la licorería—Mira, ¿conoces aquella zona departamental a unas cuadras de la universidad? La de gente adinerada, creo que debes de conocerla bien, por allí se encuentra la agencia de Jimin.
—¿Hablas de Podoju? —preguntó Jungkook mientras cerraba sus ojos y rezaba que no fuera esa.
—¡Correcto! Esa, está no muy lejos de la agencia me parece, está en-
—Está en la zona comercial de los departamentos, lo sé. —habló Jungkook una vez lo cortó—Yo me encargo, no se preocupen. —y al instante, cortó la llamada. Mierda, mierda, mierda. Pensó Jungkook mientras se levantaba del sofá y caminaba hacia la cocina apara rellenar su vaso con agua.
Había pasado poco más de una semana desde que había visto a Jimin, desde aquel día en que había tomado de más en su casa y que Namjoon había visto algo que no debía ver en su portátil. Había pasado una semana en la cual se había convencido a sí mismo que lo suyo con Jimin no iba a ocurrir, que se había terminado, que había muerto junto a la exposición fotográfica.
Vale, en su momento durante la exposición había vacilado a Namjoon, había disfrutado de esos últimos momentos con Jimin, aún ebrio, lo había hecho, verlo con sus mejillas rojas y sus ojos llorosos, una sonrisa boba y juguetona mientras se tambaleaba o movía su cuerpo al compás de la música había sido una bendición, y hubiera sido el momento perfecto para tratar de sacarle a Jimin aquello que tanto anhelaba, aquella confesión de que sí, también se sentía atraído hacia él. Pero no lo podía hacer con su jodido novio allí en medio, con Namjoon cuidando a Jimin como su fuese su maldito perro guardián.
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Sidekicks [Kookmin]
FanfictionEl amor era tan maravilloso que en vez de ver todo color rosa veía todo color rojo. No lo recordabas así, ¿no, Jimin? Síndrome de Estocolmo ©nattxn, 2020.